Año CXXXVI
 Nº 49.815
Rosario,
jueves  17 de
abril de 2003
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El equilibrio perfecto para facturar millones
El grupo perfecciona su manual de lamentos

Ni a los más expertos productores de bandas de pop prefabricado les hubiese salido un producto tan "redondo" como Linkin Park. Claro que Linkin Park es un grupo de rock por definición, pero su estructura hace pensar que algún especialista en marketing tal vez tuvo algo que ver en esa combinación perfecta de "tradición" (rock y metal, riffs y melodías) y "modernidad" (rap y hip hop, DJs y rapers).
Linkin Park terminó de rematar el concepto de rap-metal, pero en "Meteora" hay pocas novedades. El disco es casi una extensión de "Hybrid Theory". La banda saca a relucir su arsenal de riffs que zumban como abejas, beats sincopados y scratchings bailables. Sin embargo esta vez el grupo se permite pequeñas licencias. Algunas canciones están adornadas con extraños samples. Temas como "Breaking The Habit" y "Faint" incluyen arreglos de cuerdas a cargo de David Campbell (el padre de Beck), mientras que en "Nobody's Listening" se escucha el exótico sonido de una flauta japonesa.
Para Mike Shinoda, "el nuevo álbum tiene la firma de nuestro estilo: es pesado, dinámico y melódico, pero afortunadamente también tiene elementos del tiempo y la evolución". Según el batero Rob Bourdon "el proceso de grabación fue diferente porque experimentamos con distintos sonidos. Tuvimos una orquesta de diez músicos en «Breaking The Habit», un tema que va en una nueva dirección y es una de nuestras mejores canciones".
"Realmente buscamos nuevas maneras de ser creativos. Queríamos que cada nota en cada canción fuese algo que nunca se había escuchado antes", dijo Shinoda. "Con este disco conocimos el significado de la palabra «presión». Pero no la presión de la gente, sino nuestra propia presión artística", explicó.
El diario de grabación de la banda cuenta que el proceso se volvió "obsesivo" en determinados momentos, "mezclando y cortando samples, tocándolos al revés y grabando incontables tomas de cada canción". Para el single "Somewhere I Belong" se escribieron 40 estribillos diferentes.
Lo cierto es que ese grado de experimentación realmente no se nota en el álbum. Están esas intros oscuras y los estribillos de estadio, y los fans no van a salir defraudados, pero cuando el CD termina con la desesperanzadora "Numb" queda un gusto a poco.
Lo más llamativo es el arsenal de recursos en lamentos de Chester Bennington y Mike Shinoda, que podrían escribir "El manual del perfecto joven incomprendido". Ya de entrada, en "Don't Stay", hablan de "rechazo". En la pesada "Lying From You" se escucha "lo peor de vos soy yo" y "Faint" avanza al grito de "No seré ignorado". Sólo la hímnica "Easier To Run" habla de soledad, dolor, oscuridad y vergüenza. Y en el resto del disco se repiten palabras como "culpa", "cansancio", "engaño", "tensión", "desilusión", "inseguridad" y "desesperanza". ¿A alguien le quedan dudas de por qué no pocos adolescentes se sienten identificados?


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