Año CXXXVI
 Nº 49.815
Rosario,
jueves  17 de
abril de 2003
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Los nuevos abanderados de la angustia adolescente
Linkin Park regresó con "Meteora", un álbum que promete millones
La banda captó el latido masivo del nü metal, esa especie de pop del joven torturado y rebelde


Los System Of A Down quieren vencer al capitalismo. Korn sigue inventando formas de suicidarse dignamente. El cantante de Limp Bizkit le escribe canciones despechadas a Britney Spears... Y mientras tanto los adolescentes del mundo entero cantan unidos "Somewhere I Belong", el último hit de Linkin Park. Es así, aunque los puristas del nü metal se agarren la cabeza, la banda que mejor captó el latido popular de ese estilo, ese especie de pop del joven entre torturado y rebelde, es Linkin Park. El nuevo disco del grupo, "Meteora", saltó al primer lugar del ránking de Estados Unidos, y logró vender 810 mil copias en su primera semana en las disquerías. El álbum también es número uno en países tan distantes como España, Eslovenia, Japón, Gran Bretaña, Chile, Suiza y República Checa.
¿Cuál es el secreto? Hay una mezcla de hardcore, rock californiano, hip hop y trucos electrónicos. Pero eso lo tienen otros. La clave está en unos riffs tan clásicos como adictivos, más unos estribillos que se te quedan pegados como un chicle. Sin embargo, el plato no estaría servido si no fuese por unas letras que hablan sin vueltas y en primera persona de la típica angustia adolescente. Palabras como "soledad", "miedo" y "confusión" son de las pocas (y necesarias) que figuran en el diccionario de Chester Bennington, el cantante de la banda.
Esa es la receta infalible de "Meteora", la misma que Linkin Park cocinó a fuego lento en su disco debut, "Hybrid Theory" (2000), que vendió seis millones de copias en los Estados Unidos y más de 11 millones en todo el mundo.
A pesar de esa primera explosión, la carrera de Linkin Park no es producto de un descubrimiento o un golpe de suerte. A mediados de los 90 nadie daba un centavo por esta banda de Los Angeles. Durante tres años, el grupo fue rechazado por las grandes compañías discográficas y también por muchos sellos independientes. La Warner se dio el lujo de decirles que no tres veces antes de firmarles contrato en 1999.
"Hybrid Theory" resultó un fenómeno imparable. Fue el disco mejor vendido en Estados Unidos durante el 2001, desplazando a trabajos de •NSync y Britney Spears. Aún por estos días el álbum vende 100 mil copias por semana. Con ese compacto el grupo también accedió a tres Grammy, incluyendo los premios a mejor álbum de rock y mejor artista nuevo.

Prepotencia de trabajo
Los Linkin Park no son precisamente una banda de improvisados. David Farrell (bajo) y Brad Delson (guitarra) estudiaron Filosofía en la UCLA (la Universidad de California). Rob Bourdon (batería) estudió Ciencias Económicas en el Colegio de Santa Mónica. Joseph Hahn (DJ) se preparó en el Centro de Artes de Los Angeles, donde conoció a Mike Shinoda (raper), y después se dedicó a diseñar monstruos y robots para las películas de Hollywood.
Esa formación se nota en la organización interna del grupo. Cada integrante, de acuerdo a su educación y experiencia, se encarga de algún aspecto artístico o comercial de la banda. El DJ Joseph Hahn, por ejemplo, es el director de los videoclips. El y Shinoda son los supervisores visuales, y fueron los creadores de los dibujos para la portada de "Hybrid Theory". Delson y Bourdon son los especialistas en finanzas y marketing. Chester Bennington, por su parte, diseña una línea de ropa y escribe todas las letras junto a Shinoda. Farrell es el encargado de escribir los informes sobre la gira de la banda en el sitio web oficial del grupo. "Esta es nuestra carrera y nos tomamos todo muy seriamente", dice Hahn.
También es un grupo que cree en la prepotencia de trabajo. La banda hizo 324 shows el año pasado, casi un recital por día. Y no sólo se dedicaban a tocar en vivo. "Teníamos un estudio en la parte de atrás del colectivo, donde podíamos volcar nuestras ideas para las canciones nuevas", contó Mike Shinoda. "Meteora" llevó nada menos que 18 meses de grabación. "Empezamos en el Ozzfest 2001 -recordó el rapero-. Sólo la canción «Somewhere I Belong" nos tomó meses. Probamos 40 estribillos diferentes", aseguró.
Esa concentración en el trabajo a veces se puede volver en contra. "Cuando no hacés nada normal como ir al supermercado, las cosas se pueden poner feas", comentó el batero Rob Bourdon. "Es muy excitante trabajar a full y grabar todos los días. Tratamos de mantenernos calmados y de buen humor, pero a veces el clima era tan denso que no se podía respirar. Ahora estar en casa es como estar de vacaciones", afirmó.
"Meteora" insiste con las letras de angustia adolescente, pero Mike Shinoda asegura que en el estribillo de "Somewhere I Belong" "hay un espíritu de esperanza". "Creo que eso viene de haber madurado, de haber estado de gira durante dos años. Se pueden escuchar sentimientos de frustración y confusión, pero le estamos sumando muchas cosas nuevas que experimentamos", relató.
Las letras de Linkin Park son crípticas. Revelan sentimientos de ira y angustia, pero las motivaciones son un misterio. "Nosotros no hablamos de situaciones, sino de las emociones que generan", explicó Chester Bennington. "Mike (Shinoda) y yo somos diferentes, pero los dos sabemos de la frustración, la soledad, la felicidad y el amor, y en ese nivel nos relacionamos", afirmó.
Según el bajista David Farrell "esa es la razón por la cual nuestros fans son tan diferentes. Puede ser un chico de 12 años que está frustrado haciendo su tarea de la escuela o un hombre de 40 años que fue despedido de su trabajo".
"Invertimos mucho tiempo en nuestras letras -dijo Bennington-. Es una buena manera de enfrentar ciertos problemas que tuvimos en el pasado, con los que nuestros fans se pueden relacionar. En este álbum yo reacciono con respecto a todo el dolor que sufrí en mi vida. Pero traté de convertir las experiencias negativas en algo positivo", reflexionó.

Vicios y abusos
En las primeras entrevistas de Linkin Park, Bennington se refirió a períodos de abuso sexual y consumo de drogas en su pasado. Ahora el cantante asegura que hizo eso en defensa de sus propias letras. "Todos me decían: «Tenés muchas letras sobre la depresión, el miedo y la paranoia. ¿Lo estás inventando todo?» Y yo respondí que no", dijo.
El cantante aseguró que "nadie en mi familia me molestó. Era gente que estaba alrededor mío. Y cómo yo venía de una hogar destrozado, me era fácil pensar que eso estaba bien, que era normal", confesó. Con respecto a las drogas se sinceró: "En una época yo me sentía más seguro cuando tomaba drogas. Sentía que tenía más control de la situación si tomaba alucinógenos o alcohol".
Bennington salió del círculo vicioso de la cocaína cuando conoció a su actual esposa, Samantha, en 1996, con quien ahora espera su primer hijo. Pero en la gira de Linkin Park durante el pasado otoño boreal, el cantante cayó otra vez en la trampa del alcohol. "Me encontré diciendo que no a otras cosas, cosas que me hubieran convertido en otro cliché del rock and roll", admitió. Lo cierto es que el resto de la banda sintió la presión.
"De ahí vienen esas canciones como «Crawling», que es sobre hacerte responsable de tus actos. Yo no digo «vos» en ningún momento. Es sobre cómo yo soy la única razón de que me sienta así", reconoció el cantante. Ahora Bennington asegura que desde enero pasado se mantiene alejado de la bebida por completo.
Durante julio y agosto Linkin Park girará por Estados Unidos junto a Metallica, Limp Bizkit, Mudvayne y Deftones, en una gira llamada "Summer Sanitarium". "La gente no se divertiría con nosotros. Para ser honestos, somos bastante aburridos", reconoce Bennington. Los Linkin Park no son fashion ni autodestructivos. Tampoco son bravucones ni se codean con la farándula de Hollywood. Según Mike Shinoda, "no estamos haciendo esto para ser estrellas. Somos gente normal detrás de todas las luces".



El grupo vendió 11 millones de placas con su primer CD.
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