Históricamente, la gran cantidad de marineros extranjeros que llegan al cordón industrial busca diversión y algo más en ciertos locales de la noche sanlorencina. Es muy común verlos en la zona donde hay mujeres ofreciendo sus servicios sexuales. Y no sólo el campo se vio favorecido por la devaluación; este negocio también adquirió otro desarrollo tras el fin de la convertibilidad, porque los clientes se manejan casi exclusivamente con dólares. Esto incrementó en cierta forma la oferta y hay una media docena de bares donde una veintena de mujeres espera por los tripulantes, que pagan entre 20 y 30 dólares por alguna chica. A esto hay que sumarle la movilidad, ya que los taxistas saben que por la noche un viaje a un motel les puede dejar algo así como 6 ó 7 dólares. Esto, a lo que se le debe agregar la ganancia de los hoteles alojamiento, habla de un negocio bastante redituable para estos tiempos. Y si a esta oferta se le suma el cuentapropismo que también existe en este rubro, el volumen de dinero que mueve la prostitución en el cordón industrial es aún mucho mayor.
| |