Cuando pone la pelota debajo de la suela y la pisa es evidente que se trata de un jugador distinto. El rosarino Claudio Monzón tiene talento y es seguido por Enrique Nardone. "Es un chico joven, con posibilidades de crecimiento y con talento. Lo vi por primera vez cuando iba al Instituto Román Rossell (San Isidro) a jugar al fútbol, pero después nunca más. Volví a saber de él cuando me enteré de que Rosario empezaba a armar un equipo y que él iba a ser parte del mismo. Obviamente será un referente importante". Cuando el futbolista tenía diecisiete años estuvo en la selección nacional durante un mes, pero al no haber competencia en Rosario y no poder seguir viajando al Instituto Rosell bonaerense, esa posibilidad quedó trunca. Pero hoy renace. Nardone siguió los movimientos de Monzón (21 años) en el entrenamiento de la Universidad Nacional de Rosario y le dijo que le faltaba un poco de gimnasio para soportar el roce en el fútbol. Es que sus compañeros de equipo no le ofrecen una marca rígida como cuando se juega en la selección. Y es lógico. Ellos todavía están aprendiendo lo que es el juego. De todos modos, Monzón declaró que en uno o dos meses Nardone lo volverá a ver. "Me dijo que soy muy buen jugador", comentó con satisfacción. Evidentemente, el joven tiene condiciones naturales y sólo deberá trabajar un poco para que un rosarino se ponga la celeste y blanca.
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