"Desde que yo recuerdo, la línea entre la fantasía y la realidad ha estado siempre irremediablemente borrosa. He tardado casi toda la vida en comprender que ésta es la clave de mi existencia", escribió el director de cine Roman Polanski en su libro de memorias tempranas "Roman por Polanski" y por ese motivo decidió llevar a la pantalla grande una historia relacionado con su infancia en Polonia durante la Segunda Guerra Mundial, pero no usando su propia vida sino la del músico polaco Wladyslaw Szpilman, en el filme "El pianista", su nueva película que se estrena hoy en Rosario a poco de haberse convertido en la gran sorpresa de la noche de los Oscar y haber ganado tres estatuillas.
A partir de las memorias de Wladyslaw Szpilman, la película cuenta la historia de un gran pianista polaco que, durante la Segunda Guerra Mundial, es encerrado junto a su familia en el Gueto de Varsovia por los nazis, y es el único que consigue escapar de la deportación hacia un campo de concentración y una muerte segura.
"Siempre supe que un día haría un filme sobre este doloroso capítulo de la historia polaca, pero nunca quise que fuera autobiográfico. Luego de leer el primer capítulo de las memorias de Wladyslaw Szpilman, supe enseguida que «El pianista» sería el argumento de mi próximo filme. Era la historia que buscaba, la que a pesar del horror, tenía un lado positivo y lleno de esperanza", dijo Polanski en las notas de producción de la película.
De esta manera, "El pianista" va mostrando de qué forma Szpilman, interpretado por Adrien Brody (ver aparte), escapó del gueto y se mantuvo escondido en casa de unos amigos, primero, y luego en distintos sitios de una Varsovia en ruinas, sitiado por la persecución de los nazis y el hambre.
Según confesó Polanski, cuando presentó el filme el año pasado en el Festival de Cannes, lo más doloroso de hacer esta película fue la preproducción y la investigación para llevar adelante el filme. Una cifra puede bastar de muestra del horror: después del paso de los nazis por Varsovia sólo quedaron en la ciudad 20 judíos, entre ellos Szpilman, el protagonista de la película.
Los ecos del pasado
Como Varsovia había sido destruida, buena parte de la película se rodó en Alemania, para pasar después a Polonia. Con un presupuesto cercano a los 30 millones de dólares, la película triunfó en Europa, donde Polanski ganó los premios de las Academias de Gran Bretaña y Francia, a los que se sumó el Oscar a mejor director en marzo pasado.
La película reconstruye parte de los días terribles del Gueto de Varsovia. En octubre de 1939 los alemanes comenzaron a construir un gueto para enviar a la población judía de la ciudad. El predio tenía poco más de 400 hectáreas y en ellas tuvieron que vivir unas 360.000 personas, casi la tercera parte de Varsovia. Esa fue la primera cifra, ya que según las investigaciones posteriores se confirmó que la cantidad se incrementó a 500.000, de los que 100.000 murieron de hambre y enfermedad.
La monstruosidad de la situación se continúa percibiendo sólo con seguir el recorrido de las cifras, ya que entre julio y agosto de 1942, más de 300.000 judíos del Gueto de Varsovia fueron enviados a los campos de concentración, donde los esperaba una muerte sin demoras.
Wladyslaw Szpilman, el pianista en que se basa la historia de la película, nació en Polonia en 1911 y murió en el 2000, a los 88 años. Estudió música con dos discípulos del gran Franz Liszt en Berlín, donde vivió hasta 1931. Sus creaciones lo situaron rápidamente como uno de los grandes talentos musicales de su país y en 1935 fue contratado por la radio estatal de Varsovia. Allí transcurre una de las escenas más significativas de su historia cuando en septiembre de 1939 una bomba alemana destruye la radio donde él estaba interpretando un "Nocturno" de Chopin, un compositor al que amó y que le salvó la vida cuando en sus años de fuga fue descubierto por un jerarca nazi.
El precio de la libertad
Los años de guerra Szpilman los pasó escapando. En ellos perdería a toda su familia en campos de concentración y en tanto que él sobrevivió, en alguna medida, gracias a su talento, ya que recibió la ayuda de un oficial alemán conmovido por la forma en que el polaco tocaba el piano.
Sin embargo, el fin de la guerra no significó el completo fin de las desventuras de Szpilman. En 1946 publicó "Muerte de una ciudad", una obra autobiográfica donde contó cómo había sido vivir en el Gueto de Varsovia y el libro fue prohibido por las autoridades comunistas, las mismas que lo nombraron director de la radio de Varsovia en esa década. La actividad de Szpilman abarcó la creación de canciones para niños, del Festival de la Canción de Sopot y de música para ballets.
La reaparición del libro prohibido se debió a su hijo Andrezj, quien en 1998 halló el manuscrito de la obra de su padre y preparó una nueva edición alemana, que fue traducida a muchos idiomas y a Francia llegó bajo el título de "El pianista", como la conoció Polanski, quien quedó fascinado y de inmediato decidió filmar la historia.
"Esta es mi película más personal", no se cansó de repetir Polanski en distintas presentaciones del filme. No resulta difícil imaginar el impacto de la historia en el director, quien perdió a su madre en Auschwitz, asesinada, como tantos, en las cámaras de gas. Sin embargo, según señaló la crítica en la Argentina y en Europa, el filme es uno de los más convencionales que ha hecho el director, con una narración lineal de una historia personal trazada sobre un fondo de horror pero sin declamaciones de dolor, sino, al contrario, con pudor.
El horror no es fácil de abordar en el cine sin convertirse en su cómplice. Esa premisa parece haber guiado a Polanski a buscar un tono neutral para narrar quizás la más trágica de sus historias: la pérdida de su madre en las fauces de la historia humana, caracterizada, justamente, por su feroz inhumanidad y dispuesta a todo por la ambición.
La Ciudad
