Londres. - Después de esperar dos semanas a las puertas de Basora, los militares británicos entraron sorpresivamente en el centro de la segunda mayor ciudad iraquí. Los soldados fueron recibidos, según los testigos, mayormente de forma amistosa. "Tocamos a las puertas de Basora y se abrieron", dijo un portavoz militar británico. La estrategia de actuar "lenta y suavemente" demostró ser efectiva. "Todo lo que necesitamos ahora es agua y comida", confesó a la BBC un hombre viejo vestido con harapos. Según el comandante Brian Burridge, el tiempo de espera fue necesario para lograr "condiciones favorables". El objetivo primordial era evitar víctimas civiles entre la población y combatir a las milicias y combatientes irregulares "con la mayor precisión posible". Lockwood explicó que la intención original de las tropas era emplazar puestos de control en los suburbios de la ciudad, de 1,6 millones de habitantes. Pero, agregó, al encontrarse con un recibimiento cálido y amistoso por parte de la población civil, decidieron seguir adelante. (DPA)
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