"El Estado es el responsable de los controles de los geriátricos. La cuestión es que la demanda es mucho mayor que la oferta y es por eso que la posibilidad de trasladar a los abuelos se hace complicada. Pero sobre todo éste es el problema de una sociedad que todo el tiempo excluye a sus ancianos". Así, la coordinadora del Area de Asistencia e Intervención Directa de la Municipalidad que lleva adelante el Programa para la Tercera Edad, Susana Bonadía, analizó la situación de los residenciales que albergan a adultos mayores y aseguró que "son también los familiares de los abuelos internados los que tienen que colaborar con el Estado en su tarea de control". Pero los geriátricos en la ciudad tienen su historia. La especialista recordó que "hace unos años, cuando la sociedad expulsaba a los adultos mayores del núcleo familiar, la apertura de geriátricos fue un boom y aparecieron como la mejor respuesta, la más linda y la más cómoda. Y fue así que el Estado otorgó habilitaciones provisorias que se mantuvieron en el tiempo y que hoy hay que revisar y revertir". Pero además de poner al día las reglamentaciones vigentes, Bonadía asegura que debe darse un "cambio en la concepción social" de lo que un geriátrico significa. "Junto con la niñez, la tercera edad es el sector que más violencia sufre y eso se ve todos los días en la calle. Lo que sucede con los geriátricos es que aparecen como el lugar donde los ancianos son depositados una vez que dejaron de aportar a la familia", apuntó. Es por eso que al monitoreo que tiene que realizar el Estado, Bonadía asegura que deben sumarse los propios familiares de ancianos que están en geriátricos. "Tienen que colaborar con las autoridades para llevar adelante el control de las instalaciones y del servicio que brindan", señaló. "En los geriátricos donde se llevaron adelante clausuras se encontraron irregularidades muy fuertes, como la inexistencia de salidas de emergencia o falta de ventilación apropiada, al igual que la ausencia de un equipo técnico de médicos, enfermeros y trabajadores sociales. Y uno se da cuenta de esa situación ya cuando entra y puede sentir muchas veces el olor a orina y a comida", contó la profesional. Si bien admitió que se hacen esfuerzos para llevar adelante una política en relación a la tercera edad, también señaló que "se trata de trabajos individuales que no están articulados en red. Lo que tenemos que lograr es que se articulen los trabajos para poder poner en marcha una verdadera política de Estado en torno a esta cuestión".
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