El 90 % de las instituciones no está en regla

Isolda Baraldi / La Capital

El funcionamiento irregular de El Descanso SRL no es una excepción en la ciudad. De los 224 geriátricos que albergan abuelos, sólo el diez por ciento tiene habilitación definitiva. Pero este no es un problema nuevo. En octubre del 98, este diario dio cuenta de que sólo diez de más de 200 cumplían con las ordenanzas municipales. Casi cinco años después la situación no ha variado. Y en cuanto a los controles sobre el estado de los ascensores, la Municipalidad cuenta con diez inspectores para toda la ciudad.
Según la responsable de la Dirección de Registración e Inspección, Rosa Acosta, los empresarios hacen los trámites para la habilitación, y así queda asentado en un libro de registro. "Inician los trámites, luego se los inspecciona, se les hacen las observaciones y se les da tiempo para que cumplan con los requisitos, pero esto puede durar años", indicó la funcionaria.
Pero hay más. Incluso si los empresarios no cumplen con los plazos estipulados, Registración e Inspección no cierra los establecimientos. Es decir, se realiza una clausura formal o simbólica por lo que de hecho continúan abiertos y trabajando con las personas de la tercera edad.
"Es una situación difícil, porque en general se trata de abuelos con problemas sociales", justificó la funcionaria. De todos modos advirtió que la repartición comenzará a efectuar listados con las clausuras para enviar a las obras sociales que realizan convenios con estos establecimientos. "Queremos alertar a los usuarios cuando se los clausura para que no sigan enviando abuelos", aseveró Acosta.
Por su parte, el jefe del departamento de Ascensores y Elevadores de la Secretaría de Servicios Públicos, Eduardo Luciani, admitió ayer que el plantel de inspectores "no es el óptimo" para atender las necesidades de toda la ciudad.
Pero además Luciani aseguró que la Dirección de Registración e Inspección debe avisar a esa dependencia la existencia o no de ascensores en cualquiera de los edificios que pidan la habilitación. De este modo, la repartición lo registra al tiempo que también anota a la empresa que realiza el mantenimiento del aparato.
"Estos informes se dan en pocas ocasiones", se lamentó Luciani. En ese marco, reconoció que "es muy difícil que nosotros podamos rastrear estos edificios de un solo piso (El Descanso es uno de ellos), si no nos dan las referencias precisas".
También señaló que con diez inspectores, entre los que se cuentan algunos pasantes, se hacen los controles de rutina en toda la ciudad. Es decir no se acude al sitio con las empresas de mantenimiento a verificar todo el sistema de seguridad incluyendo los paracaídas de suspensión. "Cuando alguien nos llama porque duda del buen funcionamiento, entonces citamos a las empresas y se hace un estudio pormenorizado del aparato", explicó el funcionario. Y argumentó: "No podemos ir a todos los edificios con las empresas, no tenemos personal ni recursos".
No han sido pocos los accidentes producidos con ascensores. El 12 de octubre de 2002, falleció Fernando Torres (40 años) al caer por el hueco de un ascensor desde un piso 12 de un edificio de pasaje Storni 727 (frente a plaza López). El 16 de agosto, del mismo año, una mujer cayó también por el hueco de un edificio, y aunque se quebró el tobillo y tuvo fracturas múltiples, salvó su vida de milagro. El desperfecto fue en un edificio de Mitre 248.