Año CXXXVI
 Nº 49.799
Rosario,
martes  01 de
abril de 2003
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Opinión: Una derrota que ubica

Sergio Faletto / La Capital

Dos hinchas canallas conocedores de fútbol conversaban animadamente mientras el plantel de Miguel Angel Russo entrenaba en el gimnasio de Deportivo Español. Seguían de cerca lo que ocurría con Huracán, Estudiantes, Talleres y Chacarita. Y concluían en que el torneo era peleado, duro y atravesado por la paridad. Hasta ahí el diálogo transcurría por los carriles lógicos. Previsibles. Pero llegó el momento de analizar el rival de Central. Y las palabras sorprendieron al entorno. "Pero quién es Nanni, Van Nilsteroy, no jodamos", fue la primera sentencia que actuó como alarma de que el diálogo perdía cordura. El otro interlocutor no quiso ser menos pasional y disparó: "Tampoco pensemos que Vélez es el gran equipo al que no se le puede ganar". La charla se quedó sin sentido común, de la misma manera que Central se quedó sin juego en Liniers.
Los analistas del sábado aciertan en que Nanni no es el delantero holandés del Manchester United, pero tuvo suficiente contundencia para liquidar la resistencia canalla. También es verdad que Vélez no es invulnerable, pero demostró que tampoco lo es Central, porque en realidad en este torneo ninguno lo es, ya que el Clausura se quedó sin invictos.
Es evidente que hay resultados que ubican. Como la derrota de Central. Servirá para recuperar el equilibrio, para morigerar la euforia y potenciar el espíritu de lucha, porque el equipo de Arroyito pelea por el promedio, el único objetivo visible en la actualidad, porque todo lo demás corre por la ruta de la utopía.
Pensar que Central perdió con Vélez por el síndrome posclásico es casi un absurdo. Suponer que por una cuestión estadística el equipo de Arroyito corre el riesgo de repetir una racha adversa como la que protagonizó en el Apertura también es una zoncera ideal para añadir al manual de Arturo Jauretche. El equipo auriazul perdió con Vélez porque jugó mal. Sólo por eso. Y para volver a sumar necesita recuperar el equilibrio. Ese equilibrio que estos hinchas habían perdido antes del partido en Liniers.


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