Dearborn, Michigan. - Munem Alsaedy sigue las informaciones sobre la guerra en Irak a través de la televisión satelital en lengua árabe con inquietud porque su oportunidad de combatir en su tierra natal se evapora. De 47 años, este iraquí shiíta se proclama en favor de las fuerzas estadounidenses en su lucha por derrocar a Saddam Hussein, y a una semana de comenzada la guerra, aguarda que las fuerzas armadas estadounidenses lo convoquen para ir al frente en calidad de voluntario. "No puedo esperar. Esto es una guerra, si no participo en ella, podría terminar. Quiero ayudar a Irak hoy, a que las cosas cambien, a quitarse de encima a un dictador", aseguró. Este ingeniero iraquí es uno de los cerca de 300 iraquíes shiítas en EEUU que se ofrecieron como voluntarios de las fuerzas armadas estadounidenses para sacar del poder a un viejo enemigo: Saddam Hussein. Así lo informó el Movimiento para la Salvación de Irak, que congrega a grupos opositores al régimen iraquí y que tiene su base en Falls Church, Virginia. Funcionarios estadounidenses no confirmaron con exactitud la cantidad de voluntarios iraquíes que expresaron su deseo de participar en la denominada Operación Libertad en Irak, pero exilados iraquíes fueron reclutados para ayudar a las fuerzas militares como guías o intérpretes en el frente de batalla. Ahmed Shulaiba tiene tres familiares en la región del Golfo prestando servicios a las fuerzas estadounidenses. Su padre y dos primos volaron a Kuwait esta semana y pueden ser trasladados a Basora en el sur de Irak y luego a Bagdad, una vez que las fuerzas de la coalición tomen la capital iraquí. Por su parte, Shulaiba de 28 años, se alistó para participar en las acciones de reconstrucción luego de la guerra. "Yo apoyaba la guerra en forma incondicional. Ahora no estoy seguro. Todo va mal. Los militares encontraron una resistencia muy fuerte en Nasiriya. Pensábamos que todos en Nasiriya odiaban a Saddam Hussein. Entonces ¿de dónde viene la resistencia?". Nativo de esa ciudad del sur iraquí, Shulaiba dejó su casa hace más de una década tras participar en el frustrado levantamiento shiíta que se produjo al terminar la guerra del Golfo de 1991. Como la mayor parte de los iraquíes en exilio, mantiene un contacto regular con sus familiares en Irak, quienes le aseguran que el presidente Saddan Hussein es ampliamente rechazado en la ciudad, de allí su desconcierto. "No he estado allí por 12 años. Quizás todo haya cambiado. Quizás ellos aman a Saddam ahora", reflexionó. "Esto suena familiar", dijo al opinar que durante la primera guerra del Golfo, en 1991, George Bush padre había alentado a los iraquíes a levantarse contra Saddam Hussein y luego los abandonó a su suerte. (AFP)
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