Año CXXXVI
 Nº 49.796
Rosario,
sábado  29 de
marzo de 2003
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Gustavo Oliverio: "La posibilidad de una nueva ola de inversiones está latente"
Para el analista, el aumento de la producción podría atraer una corriente inversora similar a la de los 90

Gustavo Oliverio, coordinador de la Fundación Producir Conservando, aseguró que si se dan las condiciones macro para marchar aceleradamente hacia el objetivo de producir 100 millones de toneladas de granos, el sector podría asistir a una oleada de inversiones similar a la que se registró hasta entrada la década del 90. "Con todo lo que habría que hacer en materia de infraestructura, transporte y almacenaje no me cabe duda de que la potencialidad inversora está, pero para eso hay que tener un país muy distinto al de comienzos de 2002", aseguró.
-¿Cuáles son las limitantes para alcanzar las metas de producción que se plantean en materia de granos, producción bovina y porcina?
-Está claro que hoy hay limitantes externas. El marco mundial, en este momento influenciado por la guerra, es una de ellas. Las limitantes internas tienen que ver con la parte macro. Se necesita una política económica estable, un sistema financiero sólido y un marco de previsibilidad. Y después está todo lo que tiene que ver con lo estrictamente interno del sector. En granos, con la infraestructura de caminos y transportes, red ferroviaria y fluvial y capacidad de almacenamiento. Actualmente estamos manejando 72 millones de toneladas con un enorme problema de logística. Después está todo lo que tiene que ver con competencia desleal, evasión fiscal, sistemas sanitarios que deben ser cambiados y políticas comerciales adecuadas. Por ingresos de divisas, estos tres sectores generarían 7.600 millones de dólares adicionales. son cifras suficientemente importantes para que el sector público y privado se pongan a trabajar.
-¿Se puede esperar una oleada inversora en el sector privada como la registrada hasta mediados de los 90?
-No me cabe duda de que puede haber una oleada muy fuerte. Pero para eso tiene que cambiar el marco. Tenemos que transformarnos en un país política y económicamente estable, con seguridad jurídica y previsibilidad fiscal. Un país distinto al del comienzo de 2002. Regenerar esa confianza va a decidir a los inversores a volver a la Argentina para hacer actividades productivas.
-Los vaticinios en 2002 eran de una caída de la producción granaria. Eso no pasó. ¿A qué se debe?
-El cambio de política económica generó incertidumbre total y se volvió a poner un impuesto directo del 23%. Pero fue compensado por un aumento de los precios internacionales a partir del segundo semestre del año pasado. Si uno mira la producción de trigo, cayó fuertemente. La pregunta es qué hubiera pasado si no se hubiera modificado el escenario internacional de precios, que permitió el crecimiento de área en soja y maíz. Eso amortiguó la caída. No es algo estructural. La conclusión es que si el marco de referencia que tiene el sector agropecuario es el adecuado, las metas de aumentar la producción son factibles. Si el marco es difuso e impreciso, es obvio que vamos a tardar mucho más tiempo en alcanzarlas. Aquellos que tienen que fijar el marco deben sacar números y ver cuánto pierde el país por no hacer lo que hay que hacer.
-La gran retención que están haciendo los productores y el cambio hacia una economía de stock, ¿pueden afectar estos objetivos?
-La vocación por la retención de granos tiene que ver con un mecanismo de autodefensa por la inexistencia de un sistema financiero sólido. Por la incertidumbre, el productor prefiere poder mirar todos los días su grano y venderlo ante necesidades puntuales. Es un mecanismo de reacción y defensa natural, no una especulación. El sector agropecuario ha especulado con posibles subas y bajas del mercado internacional pero en este caso no tiene que ver con eso. Está defendiendo sus ingresos transformando su mercadería en los insumos necesarios para continuar la producción.
-La contrapartida de eso, por ejemplo, es que hay menos operaciones en el mercado de futuro.
-Pero así y todo la venta se desestacionaliza. Antes el trigo se venía el 70% entre febrero y marzo. Ahora se acompasa y el silobolsa resuelve también problemas de logística. No incide en la producción futura. Sí puede causar desabastecimiento en determinados momentos y además exige otro nivel de infraestructura pero no es algo que afecte negativamente en el largo plazo.


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