Año CXXXVI
 Nº 49.795
Rosario,
viernes  28 de
marzo de 2003
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Es quien disparó contra Walter Campos, de 16 años
Desincriminan a un francotirador de las TOE que mató a un adolescente
Ya lo había hecho un juez y lo ratificó la Cámara Penal. Aceptan que lo hizo para defender la vida de un colega

Jorge Salum / La Capital

La Cámara Penal de Rosario confirmó el sobreseimiento de un tirador especial de la policía que mató de un balazo en la cabeza a un chico de 16 años el 21 de diciembre de 2001. El tribunal ratificó que el policía disparó para salvar la vida de un colega, supuestamente amenazada por la víctima, y dedicó un largo párrafo para sacar el caso del contexto de la represión a los saqueos que siguieron a la caída del gobierno de Fernando de la Rúa y de los asesinatos cometidos por los policías durante esos días violentos (ver aparte).
El sobreseimiento recae sobre el sargento Angel Omar Iglesias, miembro de las Tropas de Operaciones Especiales (TOE) de la policía. Iglesias es quien disparó contra Walter Campos con un subfusil calibre 9 milímetros. El proyectil atravesó el cráneo de la víctima y lo mató en el acto.
Iglesias había sido sobreseído en primera instancia por el juez de Instrucción Osvaldo Barbero, pero los abogados Federico Garat y Carmen Maidagan -que ingresaron a la causa como actores civiles en representación de la familia de Campos- plantearon al fiscal de Cámaras José María Peña que la investigación fue incompleta y forzaron así una revisión de la medida. Peña consideró por entonces que no había evidencia suficiente acerca de que hubiese sido necesario quitarle la vida a Campos como único medio racional para evitar que éste matara a su vez a otra persona.
Sin embargo, en una resolución de 33 páginas, los camaristas Rubén Jukic, Omar Paolicelli y Guillermo Fierro ratificaron la decisión de Barbero y confirmaron el sobreseimiento de Iglesias tal como lo pidió su defensor, el abogado Gustavo Peirone.
Para los camaristas está probado que el tirador de las TOE disparó contra Campos porque éste se encontraba agazapado y listo para disparar contra el agente Sandro Ojeda. El episodio se produjo cuando Ojeda y otros efectivos de la comisaría 20ª perseguían a Campos y otro chico, menor de edad, luego de que ambos intentaran asaltar a mano armada a un grupo de gente que esperaba recibir alimentos.
El sargento Iglesias patrullaba la zona donde ocurrió el hecho en un móvil de las TOE. Según su relato, el de sus colegas de la seccional 20ª y otros testigos que declararon ante Barbero y luego repitieron su versión ante la Cámara, Campos estaba armado y cubría su fuga a tiros.
Aunque la familia de Campos y sus abogados cuestionaron esta versión, la Cámara dijo que en la causa hay muchos indicios que la corroboran. Entre ellos destacaron los relatos de varios testigos que vieron armado a Campos y también presenciaron cómo disparaba contra los policías mientras éstos los perseguían.
Fue en ese momento, en plena balacera, cuando Iglesias entró en la escena. El tirador vio la persecución a través de la poderosa mira telescópica de su subfusil "Steyr-Aug" e interpretó que Campos dispararía contra su camarada. Según él no tenía otra opción que disparar a la cabeza del chico, decisión que tanto el juez Barbero como los camaristas acreditaron.
Los jueces sostuvieron que Iglesias no quería matar a Campos sino defender la vida de Ojeda. En términos técnicos, lo dijeron de esta manera: el policía mató en defensa de la vida de un tercero.
La actitud de Iglesias parece haber sido clave para los jueces. Es que el policía nunca negó haber sido quien disparó y en cambio brindó una explicación técnica de su elección de un disparo letal para disipar el peligro que supuestamente acechaba a su colega. Pero los jueces dijeron que "no toda muerte de un individuo causada por otro constituye sin más un homicidio". Este caso, para ellos, es uno de los que no entran en esa categoría.
Justificaron este argumento describiendo las acciones de la víctima, que amenazó con un arma a un grupo de mujeres mientras aguardaban recibir comida, y luego disparó contra los efectivos cuando lo perseguían. Para los jueces, Campos no mató a nadie "por pura casualidad, por mala puntería o por designio divino". Aún así, dijeron, tenía el claro propósito de asesinar al policía que lo perseguía.



La madre de Walter al enterarse del episodio.
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