Año CXXXVI
 Nº 49.795
Rosario,
viernes  28 de
marzo de 2003
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Chechenia, un espejo para que Bagdad vea su futuro

Grozny. - Mil kilómetros al norte de Bagdad, en Grozny, la pesadilla de la guerra, la muerte y la destrucción todavía no encontró su fin. Los habitantes de la capital de Chechenia conocen por experiencia propia la tragedia que podría esperar a la metrópolis iraquí. Los bombardeos constantes de la fuerza aérea rusa, sangrientos enfrentamientos callejeros y las minas de los rebeldes redujeron a Grozny a cenizas. Hace tres años cayeron sobre la ciudad las últimas bombas en la lucha por la independencia de Rusia. Sin embargo, hasta hoy, las 200.000 personas que permanecieron o regresaron a la ciudad parecen paralizadas.
El viaje al centro de Grozny sigue el sendero de la muerte. A lo largo del camino hay edificios de cinco pisos cuyas fachadas fueron agujereadas por las granadas como si fueran un trapo. En algunos pisos falta la fachada entera. Las familias viven pared con pared junto a escaleras derrumbadas y habitaciones destruidas, sin electricidad, gas o agua corriente. La ropa cuelga de las ventanas. Los niños miran hacia afuera. En un muro en ruinas se puede leer: "Atención, aquí viven personas". En otro: "¿Diana, dónde estás, Diana?".
En la bombardeada plaza Minutka, en el centro de la ciudad, el apocalipsis parece haber quedado inmortalizado en el barro y el polvo. Los bloques de viviendas de doce pisos quedaron reducidos a montañas de escombros. Allí donde había caminos, parques, mercados o lugares de juego, sólo quedan arbustos. La naturaleza conquista de nuevo la ciudad en ruinas.
Al dar una vuelta en ómnibus por el centro, el conductor checheno Abdul Rashid maldice en silencio a las tropas rusas que continúan estacionadas en la ciudad. "En cada encuentro con los soldados siento pinchazos en el corazón", afirma el hombre, de 45 años. Su hijo más joven falleció en los escombros de un edificio de viviendas alcanzado por las bombas.

Hermanos en la fe
Por estos días, millones de musulmanes rezan en las mezquitas por la vida de sus hermanos y hermanas iraquíes en la fe. El religioso Issa Salatov ve con rabia en televisión las imágenes de los bombardeos nocturnos en Bagdad. "Lo veo todo nuevamente frente a mí, cómo sacábamos los cadáveres descuartizados de los escombros", recuerda el checheno. Los combates callejeros costarán también en Bagdad la vida de numerosos inocentes, afirma Salatov, y señala: "Los estadounidenses esperan en vano una victoria rápida".
La vista sobre Grozny se asemeja a las imágenes de la posguerra de ciudades alemanas bombardeadas como Hamburgo, Dresde o Colonia. Por todos lados se pueden ver escombros, polvo y destrucción. Incluso tres años después del asalto a Grozny, nadie parece tener la valentía de empezar nuevamente. (DPA)


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