Fernando Toloza / La Capital
"Esta ha sido mi actuación menos vanidosa", dijo Jack Nicholson cuando presentó "Las confesiones del Sr. Schmidt" en el Festival de Cannes. La declaración sorprendió y abrió la expectativa de ver al natural al actor más premiado por la Academia de Hollywood. La mayoría de sus personajes basó su éxito en el exceso, la rebeldía, la locura y su capacidad de reírse de sí mismo. Ahora, en su nueva película, el anzuelo es otro: probar que los años no han gastado sus dotes para embrujar al espectador. Al actor le gusta cambiar. Y al hombre detrás de la máscara también. Nicholson vive en Los Angeles no en una casa sino en tres, que están una junto a otra. Una de sus frases favoritas cuando no se siente cómodo es "vamos una casa más allá", ya sea para cambiar de silla, comer algo o complacer a su invitado. Las casas no son lujosas. Lo más llamativo son una sala de billar, una pequeña piscina, un putting green, el deambular de sus hijos Lorraine y Raymond (10 y 12 años), y algunos cuadros de Picasso. Lorraine y Raymond son sólo dos de los cuatro vástagos del actor. Los otros son los treinteañeros Jennifer y Caleb. Según contó a la revista Newsweek, Nicholson siente que su hijo menor es un vivo reflejo de algunas de sus inquietudes. "Mi hijo Ray es muy emocional. Nunca está seguro de ser capaz. Pienso que es algo genético. Lo miro y pienso que yo mismo aún estoy peleando con el mismo problema. Tengo 65 años y todavía me sigo preguntando si soy lo suficientemente bueno", dijo. Esa pregunta, sobre ser lo suficientemente bueno, es la clave de la carrera de Nicholson, comenzada como cadete de la Metro Goldwyn Mayer. Pasó cerca de diez años en Hollywood tratando de conseguir papeles, pero lo único que logró fue dejar de llevar mensajes para empezar reescribir guiones. La primera oportunidad como actor se la dio Roger Corman, quien el año pasado, cuando visitó el Festival de Cine de Mar del Plata, recordó el encuentro con el actor. "Fue un verdadero descubrimiento. Creo que nadie se esperaba que Jack se convirtiese en el actor completo que es", dijo. La película se llamaba "Cry Baby Killer" y Nicholson interpreta en ella a un vaquero que ingresaba en una trama de terror. "Busco mi destino" fue el primer paso importante. Era 1970 y, según la crítica de Estados Unidos, la aparición de Nicholson salvó a la película, aunque no del todo, del insoportable tedio que le aportó Peter Fonda. Para componer a su personaje, que se la pasaba embriagado y en viajes de adicto, Nicholson filmó borracho y bajo los efectos de la droga. Esto le dio una fama que ya nunca lo abandonaría y le ganó la simpatía de la Academia, que lo nominó por primera vez al Oscar por el papel. Al año siguiente le llegó otra candidatura a la estatuilla por "Five Easy Pieces", y después vendría el encuentro con Polanski, que lo pondría en el selecto número de los grandes actores capaces de hacer cine de autor y éxitos de taquilla. Roman Polanski lo convocó para el protagónico de "Barrio Chino". En el filme Nicholson interpretó a un detective que se encuentra con un caso difícil, del que nadie quiere hablar porque, en el fondo, esconde uno de los tabúes occidentales: el incesto. El filme creó una imagen que es un clásico del cine cuando Nicholson abofetea a Faye Dunaway y ésta confiesa que su padre ha abusado de ella. Nicholson estaba por esos años con Anjelica Huston, con la cual estuvo en pareja por 17 años hasta que ella lo abandonó porque el actor inició una relación paralela con la actriz Rebecca Broussard, la cual quedó embarazada y desató la ira de la Huston. La carrera de Nicholson con las mujeres siempre se caracterizó por el impulso. Así sucedió con su primer matrimonio con la actriz Sandra Knight. "Ella me dijo un miércoles que le gustaría casarse y nos casamos el viernes. No vi por qué no hacerlo", recordó Nicholson, quien, según Kim Basinger, el el hombre más sexy de Hollywood. Con 65 años, Nicholson mantiene una relación con Lara Flint Boyle, la bella actriz a la que se pudo ver recientemente en "Hombres de negro II". Aunque, según contó el actor a Newsweek, es una relación mutante, en la cual él se reserva noches en solitario, o al menos eso dice ya que cada vez se lo ve menos con la joven. "A los 60 me he convertido en un tipo diferente. No tengo la misma libido. Antes solía pensar que no podría dormir sino tenía alguna clase de contacto amoroso con otra persona, pero ahora he estado durmiendo unos días solo. Es diferente y muy liberador. Esto no era así hasta los últimos años y me lo siento como algo confortable. Aunque ahora mi miedo es empezar a preferir esto de dormir solo", confesó el actor. Para él, sin embargo, la pasión por el cine está primero. Por eso no temió después del rol en "Barrio Chino" embarcarse en "Atrapado sin salida", la película de Milos Forman en la que interpreta a un hombre cuerdo que se enfrenta al sistema de una clínica psiquiátrica. Este papel lo llevó a conseguir el primero de sus tres Oscar. En los 80 su trabajó más reconocido fue en la película de terror "El resplandor", de Stanley Kubrick, donde se pone en la piel de un psicópata que quiere asesinar a su familia. Sin embargo, el Oscar que ganó en esa década le llegó por la mediocre y lacrimógena "La fuerza del cariño" (1984), donde fue un ex astronauta apasionado por la vida. En "El honor de los Prizzi" (1985), Nicholson interpretó a un asesino de la mafia más cómico que peligroso. El Oscar fue esa vez para su compañera, Angelica Huston, quien fue su pareja en la vida real. Recién en los 90 volvería a ganar un Oscar aunque no por su Guasón en "Batman" sino por "Mejor imposible" (1998), donde algo de su personaje anticipaba a Warren, el jubilado de "Las confesiones del Sr. Schmidt", aunque el actor dice que jamás ha hecho dos papeles iguales.
| |