Las enfermedades oportunistas en los portadores del VIH son el producto de dos factores: la falta de defensas inmunitarias a causa del virus, y la presencia de microbios y otros patógenos en su entorno cotidiano. Entre las infecciones más frecuentes figuran: * Enfermedades bacterianas, como la tuberculosis, la neumonía bacteriana y la septicemia ("envenenamiento de la sangre"). * Enfermedades protozoarias, como la toxoplasmosis. * Enfermedades micóticas, como la candidiasis, la meningitis criptococócica y la peniciliosis. * Enfermedades víricas, como las causadas por el virus del herpes simple. * Neoplasias asociadas al VIH, como el linfoma y el carcinoma de células escamosas. Una intervención eficaz contra estas enfermedades requiere no sólo de fármacos u otras terapias, sino también de una infraestructura para diagnosticarla, supervisar la intervención y asesorar a los pacientes. El uso de fármacos y pruebas debe contar con el soporte de procedimientos apropiados de almacenamiento, manipulación y administración. Fuente: Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (Onusida).
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