Bagdad. - Dos niños iraquíes, que yacen desamparados en un hospital con sus vientres sangrando por las heridas de metralla, fueron mostrados ayer como muestra de que gente inocente también es víctima de los bombardeos estadounidenses y británicos. Omar y Saad, miembros de una familia de 12 personas, fueron admitidos en el hospital de Yarmouk, ubicado al oeste de Bagdad entre edificios de seguridad destruidos por las incursiones nocturnas estadounidenses. "Escuchamos una explosión y corrimos a su casa. Maldigo a los americanos por esto", dijo Salam, un vecino.
Majed, un mecánico de 57 años, es otro civil golpeado por la metralla. Majed fue operado y puede sobrevivir, junto a otros 100 heridos actualmente en el hospital, dijeron médicos. "Sabía que los militares habían tomado posiciones en áreas residenciales, pero estoy segura de que no había nada en donde vivimos. De otra forma no habríamos permanecido ahí", dijo la esposa de Majed en el hospital.
Los funcionarios iraquíes dijeron que tres personas murieron y 200 resultaron heridas durante las incursiones nocturnas, en las que según los militares estadounidenses los blancos estaban seleccionados para evitar daños a no combatientes. Una mayoría de los heridos en el hospital parecían sufrir por los cortes causados por las ventanas rotas. Los heridos más graves habían sido transferidos a hospitales especializados.
"Una muerte es demasiado"
"Eso no importa. Una muerte es demasiado", dijo Roland Huguenin-Benjamin, un funcionario del comité internacional de la Cruz Roja, que revisaba a los heridos. "Nuestro trabajo es cerciorarnos de que los hospitales de Irak tienen suficiente equipo quirúrgico. Los médicos iraquíes son profesionales y nos informan sus niveles de inventario", agregó.
El ministro de salud iraquí, Umeed Medhat Mubarak, dijo que el gobierno estaba preparado para manejar muchas víctimas civiles. "Cuando ves a 100 personas atendidas satisfactoriamente en este hospital eso significa que nuestro sistema está funcionando", dijo Mubarak a reporteros, en una visita al hospital.
La visita era parte de un recorrido organizado por el gobierno para demostrar lo que describió como ataques estadounidenses contra civiles. Los funcionarios mostraron un restaurante y un edificio administrativo destruidos en al-Aaras, una villa turística cerca del palacio del al-Sujoud, que fue severamente golpeado durante las incursiones. "La gente estaba comiendo hamburguesas y pollo aquí ayer (por el viernes)", dijo Ahmad, un guardia palestino en el complejo. (Reuters)