A cuatro días de uno de los motines más masivos y violentos producidos en la cárcel de Coronda, desde el gobierno de la provincia se buscan paliativos para poner fin a los alzamientos en el más grande y desbordado penal santafesino. Y lo hace sobre dos certezas. La primera sostiene que lo que ocurrió el fin de semana no fue otra cosa que "un mensaje de poder de los reclusos de peor conducta" hacia los demás internos. La segunda, que muy cerca se estuvo de un baño de sangre en el que habría bajas de ambos lados -carceleros y reos-. Por ello, mientras desde el Ministerio de Gobierno se sigue adelante con el plan de garantizar 1.198 plazas nuevas en el sistema penitenciario para antes de fin de año, desde el Servicio Penitenciario (SP) se deciden medidas que "al menos reduzcan las posibilidades de nuevos conflictos". Armando De Martín, titular del SP, anunció ayer que "los pabellones 10 y 12 de Coronda, donde están recluidos los presos de peor conducta y que fuera el lugar donde se inició el motín, pasarán a convertirse en una subunidad de la cárcel".
Con el plano del penal ante su vista, De Martín dio su versión de cómo ocurrieron las cosas durante las 18 horas en que Coronda estuvo en poder de los 1.366 presos que alberga, cómo se desarrollaron las negociaciones que pusieron fin al alzamiento y los planes para evitar que vuelva a repetirse algo así. Asimismo, sostuvo que las muertes de los internos Mario Alberto Carrozino y Juan Rafael Barraza, ocurridas el último sábado, no tuvieron nada que ver con el motín posterior, aunque reconoció que en el origen de las fatales reyertas se encuentra "la rivalidad entre rosarinos y santafesinos. Esas muertes se asemejan a las peleas de perros de campo. Viven peleándose y dañándose entre sí, pero cuando llega un animal desconocido todos se unen para atacarlo", graficó.
"De los 12 pabellones que hay en Coronda, tres son los más conflictivos. El 5, donde están los internos que tienen problemas de convivencia con los demás; el 10 y el 12, donde se alojan los presos con serios problemas de adaptación y con pésima conducta", explicó De Martín. Precisamente en estos últimos pabellones se inició la revuelta. "Después de herir a un guardia con un chuzazo, los reclusos del 12 ganaron los pasillos externos del pabellón, abrieron el 10 y entonces conformaron una horda de 190 hombres que avanzó por el penal destruyendo todos los lugares donde los de buena conducta gozan de beneficios que ellos no tienen, como la capilla, la biblioteca y la escuela".
Lo primero que hicieron fue "aprovechar el pabellón 6, que está en construcción, para apoderarse de materiales y elementos con los que derribaron una pared e ingresaron a la capilla. Desde allí fueron ganando metros y destruyeron todo hasta llegar a la guardia, donde había personal armado que los contuvo sin efectuar disparos y se empezó a negociar", explicó el funcionario. Lo que se privilegió fue "evitar que llegaran a la guardia y se produjera una fuga masiva".
Reformas y aislamiento
Pero más allá de eso, para el director del SP lo importante es que los pabellones 10 y 12 queden aislados del resto del penal. "Tenemos que evitar que una revuelta producida por los presos más conflictivos se extienda a toda la cárcel. Por eso decidimos hacer una subunidad con ese sector. Para ello ya se instaló una guardia armada especial delante de ambos pabellones y hoy se empezó a levantar una cerca que los dividirá geográficamente del resto". De ahora en más, según De Martín, "cualquier inconveniente en esos pabellones se limitará a la subunidad que tendrá sus responsables correccionales, su guardia propia y su sistema de visitas y disciplina".
En coincidencia con el juez de Instrucción de Santa Fe, Julio César Costa, quien investiga los hechos, De Martín dijo que "es imposible detectar qué presos iniciaron la revuelta. Nosotros acatamos el acuerdo de no reprimir, pero no podemos no sancionar y es por ello que hasta el jueves próximo esos presos se mantendrán en sus celdas y sin recibir visitas. Sólo recibieron una mayor sanción los tres detenidos que atacaron al guardiacárcel y que fueron derivados a celdas de castigo".
Acerca de cómo se puede poner fin a situaciones como la del fin de semana, De Martín dijo que "la creación de la subunidad es un paliativo importante pero hasta que se construya una cárcel de máxima seguridad en la que se aloje a todos los reclusos más conflictivos del sistema, esto se seguirá repitiendo".
En ese orden, recordó los anuncios hechos por el ministro de Gobierno, Carlos Carranza (publicados en La Capital el 4 de marzo), quien dijo que para antes de fin de año se construirán 1.198 nuevas plazas en el SP, que sumarán 1.818 para fines de 2004. Entre esos proyectos está la cárcel de Piñero, para 320 internos.