| | Pese a todo, Perón volverá a triunfar
| Cuando el general Perón decía que para un peronista no debería haber nada mejor que otro peronista, con su fina visión de estadista, vislumbraba el comportamiento de los dirigentes para el día en que él ya no estuviera. Nos dio varias señales que tenían que ver con su preocupación por el futuro del Movimiento Nacional Justicialista. Cuando decía "mi único heredero es el pueblo", señalaba la idea de que únicamente el pueblo sería el más justo en la elección de sus dirigentes y también el mismo pueblo castigaría en las urnas a aquellos dirigentes que equivocaran el rumbo trazado por sus representados. Cuando Perón nos conducía se daba la situación del cacique con sus indios. Con su ausencia se produjo el desequilibrio, la aparición de más caciques con la misma cantidad de indios; produjo la lógica confusión y con el tiempo el desmembramiento de la tribu, que quedó vulnerable a la invasión externa. José Hernández en su obra "Martín Fierro" nos dice: "Si entre hermanos se pelean los devoran los de afuera". O sea: información no nos falta y "consejos" tampoco si llevamos esto a la actualidad. Si lo tomáramos en cuenta y lo aplicáramos, nos daríamos cuenta del desastre que estamos haciendo con el partido de Perón, por el cual dejaron la vida tantos compañeros, y cuando digo "que estamos haciendo" es porque me refiero a los dirigentes, pues algunos por errores y otros por omisiones dejamos que el "virus" de la ambición personal, el celo, la envidia, avanzara hasta donde llegó. Nos encontramos hoy con la inédita realidad de no tener en el ámbito nacional oposición, o tenerla partida en mil pedazos, con una alianza que se armó para ganar una elección y que, antes de que el pueblo la echara, ya se había fracturado. Hoy ya nadie parece acordarse de la renuncia de Chacho Alvarez a la vicepresidencia de la Nación, tampoco parece que nos acordáramos de Fernández Meijide y sus familiares denunciados por irregularidades en sus funciones. "Estos y no otros" fueron los hechos que llevaron al pueblo el 20 de diciembre de 2001 a pedir que se vayan todos ya. Como siempre, al que le tocó hacerse cargo del incendio fue al justicialismo, que con aciertos y equivocaciones está llevando el barco a puerto. Pero no podía ser todo tan fácil. Es así que aparece la disputa interna de nuestro movimiento. Como es costumbre siempre fuimos de armar alboroto en momentos de tomar decisiones, pero una vez terminado nos convertimos en una aplanadora en las urnas. Esta vez creo que se ha llegado demasiado lejos. Por eso hoy nos encontramos con tres candidatos por el Partido Justicialista que van por separado; con tres candidatos que en sus campañas resaltan más cosas entre ellos que de sus adversarios. Tres candidatos a quienes se les impidió ir a una elección interna para dirimir quién representaría al "honorable PJ". Tres candidatos que por sus métodos obligaron a prestigiosos gobernadores justicialistas a declararse prescindentes en estas elecciones. Tres candidatos que no podrán usar los símbolos de nuestro partido ni el nombre. Compañeros: paremos si se puede esta locura y reflexionemos. ¿Qué estamos haciendo? ¿Quién tiene la autoridad para dar esta ventaja de 3 a 1 a la oposición? Cuando esto se vea a través del tiempo vamos a sentir una vergonzosa culpa, la de no haber actuado entre tanta herejía. Este es el momento de acordarnos de nuestros muertos, aquellos por los que pedimos en los actos un minuto de silencio, o acaso si los pudiéramos escuchar ¿no nos dirían que hagamos algo para evitar lo que está pasando? No hubo posibilidad de unión entre nuestros candidatos. No hubo posibilidad de que se usen símbolos que nos identifiquen. No hubo posibilidades de hacer elecciones internas. No hay posibilidades de que provincias justicialistas apoyen a sus candidatos sin riesgo de sufrir un trato "diferente". A pesar de todo esto el Partido Justicialista sorteará los obstáculos y triunfará, pero por favor no nos abusemos más. Porque como también decía el general Perón, "cuando los pueblos se cansan hacen tronar el escarmiento". Carlos Gerione, prosecretario de adoctrinamiento, Departamental Rosario del PJ
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