Nicole Kidman se tiene confianza. Está nominada por su papel de la escritora Virginia Woolf en "Las horas", que se estrena hoy en Rosario, y cree que esta vez el Oscar puede llegarle. Siente que ha trabajado sin descanso, y aunque no lo dice, le da un enorme valor al hecho de haberse dejado afear para interpretar a la autora de "La señora Dalloway". Además, el filme se transformó en un duelo actoral, ya que comparte cartel, aunque jamás se cruzan en una escena, con Julianne Moore y Meryl Streep. Es la segunda vez que Kidman está nominada el Oscar. La primera fue con "Moulin Rouge", el musical de Baz Luhrmann en el que interpretó a Satine, una bailarina y cortesana que muere de amor. Bailó, cantó, se mostró con lentejuelas pero el esfuerzo no bastó y la estatuilla se la llevó la morena Halle Berry. Hay quienes sostienen que el divorcio de Tom Cruise la ha hecho crecer como actriz y ella parece darles la razón, ya que no para de filmar y de entregarse con la misma dedicación a cada proyecto. Para "Las horas", Kidman se recluyó durante semanas en una cabaña, en un bosque, y con la visita de poca gente. "Esa preparación influyo muchísimo. Aunque mis hijos venían a visitarme, estaba prácticamente aislada. Sobre todo, las primeras dos semanas. Tomé la decisión para estar sola con mis pensamientos y hacer, por supuesto, lo que Virginia Woolf hizo", dijo la actriz. El aislamiento fue duro, pero Kidman consideró que era necesario para llevarle verdad al papel. "Me la pasé leyendo mucho, sintiéndome muy sola, como si estuviera en cautiverio, pero así es esto, para cada rol uno tiene que hacer diferentes cosas. Para éste era muy importante que yo pudiera sumergirme en la mente de Virginia Woolf y realmente lo logré y me sentí cautivada. No pude comprenderla del todo, pero pienso que fue bueno no entenderlo todo en demasía, simplemente existir como si fuera ella y perderme en sus escritos", confesó. El trabajo también incluyó la lectura de obras sobre Woolf y muchas de sus cartas, que en la edición inglesa ocupan seis volúmenes. "Leí muchísimas de sus cartas. La forma en que ella le escribía a su esposo es muy cándida e ingeniosa a la vez. Ella tenía mucho humor y picardía, algo que a mí me atrajo mucho cuando me ofrecieron este papel. Quise que eso se viera muy bien en el espíritu de Virginia. Su sexualidad también ha sido siempre cuestionada, qué era o cómo era, con quién y qué hacia. Yo pienso que era muy sensual, que es algo que no se dice muy a menudo sobre ella", sostuvo. Aceptar el papel no fue algo sencillo. Al principio Kidman creyó que se trataba de un error, de la que habían llamado confundiéndola con otra, si eso es posible. "Leí el guión y lo primero que pensé es que había un error, que no podía ser que me quisieran para interpretar a Virginia. Después Stephen Daldry, el director, me explicó que no había habido ningún error. Pero yo seguía pensando que no era la persona adecuada para el papel, que iba a ser un desastre", recordó. "En esta industria no te dan muchas oportunidades para interpretar personajes mayores que tú. Y si aparecen, todo el mundo te sugiere que no lo hagas, que vas a arruinarte la carrera. La verdad es que me gusta cuando la gente me sugiere que no tengo que hacer un papel. Eso me atrae. Me encanta llevarles la contraria", añadió la actriz. La segunda nominación al Oscar en dos años hace necesaria la comparación entre "Las horas" y "Moulin Rouge", sin embargo, la actriz esquiva una respuesta directa. "Prefiero el balance, no quiero hacer un solo tipo de películas. Me dejo llevar por mi instinto. Si no sale bien, pago los platos rotos, si sale bien, pues bien. No me gustaría hacer diez «Moulin Rouge», pues me moriría de desesperación, de la misma manera que no me gustaría hacer de Virginia Woolf durante 10 años seguidos", aseguró. Para la actriz, la diversidad es la clave, tanto para entretenerse, como para ganar dinero y no aburrir al público. "He tenido la fortuna de que todo lo que he estado haciendo últimamente ha sido muy diverso, y se debe mucho a que hay directores que se atreven a arriesgarse conmigo. Tanto Stephen Daldry como Baz Luhrmann se arriesgaron, porque yo no había hecho nada que pudiera probarles a ellos que iba a poder salir airosa de cada uno de esos desafíos", concluyó, ansiosa porque Hollywood reconozca de una vez por todas su aporte a la industria.
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