Año CXXXVI
 Nº 49.781
Rosario,
viernes  14 de
marzo de 2003
Min 20º
Máx 27º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com






Bagdad: surge el miedo bajo una aparente calma

Gregor Mayer

Bagdad. - En la estación del sur de Bagdad, viajeros solitarios, estudiantes y familias enteras se acercan a los autobuses. Algunos llevan grandes bolsos o atados y se despiden, con lágrimas en los ojos, de sus familiares. Parecen señales inequívocas del inicio de una huida, pero aquí se procura que no se noten. Se dice que se trata de viajes al campo por el fin de semana. "Visitamos a los padres de mi mujer en Mussayeb (50 kilómetros al sur de Bagdad)", explica el estudiante de 27 años Muhanned Sadi, que lleva en sus brazos a su hija de cuatro meses. Con su esposa y su hija, regresará esta noche, asegura.
A la pregunta sobre el inminente ataque estadounidense contra Irak, responde: "Quien está mojado, no le teme a la lluvia". Y quiere decir: Para los iraquíes, la guerra y las privaciones forman parte de la vida cotidiana tras la guerra con Irán (1980-88), la del Golfo (1991), el bombardeo de 1998 y los 12 años de sanciones. Además, actualmente no es oportuno reconocer en Irak que uno se oculta con su familia en el campo, porque después de todo "el presidente y líder" Saddam Hussein instó a los habitantes de Bagdad a defender su ciudad con el arma en la mano contra los "mongoles de nuestro siglo".

Síntomas visibles de la crisis
En el microcosmos de la economía de mercado iraquí, en cambio, sí se ven los indicios inconfundibles de la crisis. Los cambiadores de dinero que hace ocho semanas pagaban 2.200 dinares iraquíes por cada dólar estadounidense, gastan hoy hasta 2.480 dinares. El precio del agua potable embotellada aumentó en las últimas dos semanas de 750 dinares a mil por litro. Delante de las tiendas, se acumulan las botellas de agua. "La gente se llevó hace un tiempo una cantidad enorme de agua", cuenta Tarik Abdulkader Abdullah, propietario de una tienda. "Pero desde hace dos días, la venta disminuye. Creo que la mayoría ya dispone de la cantidad que considera necesaria".
Con los occidentales, los iraquíes se muestran altaneros y demuestran tranquilidad. Pero en su interior esconden miedos y turbias emociones. Puede ocurrir, por ejemplo, que una secretaria en una oficina estalle en lágrimas porque sus pensamientos se centran constantemente en el incierto futuro de sus hijos. (DPA)


Notas relacionadas
Las tropas de EEUU se prueban sus trajes de protección química
Primer despliegue de bombarderos B-2 fuera de EEUU
Urgente llamado de los obispos
Diario La Capital todos los derechos reservados