Año CXXXVI
 Nº 49.771
Rosario,
martes  04 de
marzo de 2003
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La explosión de un vehículo destapó las deficiencias del mercado
GNC: obleas falsas y pocos controles en autos y talleres
El Enargás sólo controla a los proveedores de equipos y a las estaciones. Andan coches con tubos no habilitados

Sergio Roulier / La Capital

La explosión de un automóvil a gas natural comprimido en una estación de servicios de Rosario el pasado domingo abrió una serie de interrogantes al comprobarse que el tubo de GNC carecía de autorización y se duda de la legitimidad de la documentación hallada. Todo el mundo coincide con que existe un mercado de obleas, que certifican la validez de los equipos, falsificados. Y que faltan controles por parte del Ente Nacional Regulador del Gas (Enargás) en los vehículos propulsados con este combustible y en los talleres donde se colocan los equipos o se homologan.
Los talleristas acuerdan que aún existe un "montón" de autos que andan con equipos no autorizados y, según sus cálculos, de cada cien vehículos que van a homologar los tubos hay 5 o 6 que tienen una oblea trucha, y algunos dueños no saben de esta irregularidad. También reconocen que de los casi 60 talleres habilitados en Rosario hay cerca de un 30 por ciento más que no lo están, incluso algunos trabajan con equipamientos en regla, pero sin autorización oficial.
El tanque de gas de un Fiat Duna estalló anteayer en la gasolinera YPF de Presidente Perón y Perú y provocó heridas en dos de sus ocupantes. El auto quedó destruido por completo y la explosión se sintió a 10 cuadras. Es que, en principio, el tubo conectado al surtidor no soportó la presión del gas por tratarse de un contenedor de fibra de vidrio cuyo uso está prohibido desde hace varios años.
Más tarde se comprobó que el tubo no estaba autorizado y aún se desconoce el origen de la oblea. La tarjeta amarilla, donde están asentados los datos del equipo y el coche, tampoco apareció.
Vehículos como este, cuya irregularidad fue denunciada ante el Enargás hace más de medio año (ver aparte), circulan por las calles y van a cargar a las estaciones. Es que al tener la oblea, medianamente en condiciones, los estacioneros hacen el despacho. Si no la tuvieran están autorizados a no realizar la carga.

Adhesivos truchos
Lo que pasa es que existen obleas falsificadas. Esto lo admiten hasta en el Enargás. De esta manera, los autos pueden circular y cargar sin que se sepa si su equipo está verificado.
Las obleas originales son otorgadas por el ente a los Proveedores de Equipamientos Completos (PEC), que fabrican los equipos y autorizan a los talleres a colocar y homologar los tubos. Los PEC entregan las obleas y tarjetas amarillas a los talleres, previa certificación de cada unidad instalada. Estas tienen un costo de 29 pesos para el cliente y las falsas se cobran un peso.
Muchos vehículos poseen el equipo en condiciones, pero les venden a sus dueños una identificación trucha sin saberlo. Y así es como pueden aparecer equipos no habilitados con obleas válidas.
El responsable del Enargás en Rosario, Luis Moriondo, dijo que ahora es "casi imposible" poder colocar un equipo robado o no habilitado ya que existe desde junio del año pasado un sistema informático unificado de todos los elementos que integran los equipos de GNC que se colocan en el país y ese registro puede ser consultado desde Internet.
Para los talleristas habilitados, es real el grado de dificultad que tienen los que lucran en forma ilegal con esta actividad.
Sin embargo, el secretario de la Cámara de GNC de Rosario, Ricardo Crivarro, denunció que sólo entre un 10 y un 15 por ciento de los equipos robados fueron cargados a la web.
El dirigente señaló que en la ciudad hay "un montón" de autos con irregularidades, sin especificar cuántos, y "muchos" andan con equipos habilitados y documentación apócrifa.
Y también denunció que hay talleres que no están autorizados para funcionar como tales e igual colocan equipos habilitados por los PEC.

Falta la autoridad
"Es que faltan controles. Antes los autos con GNC pasaban por una revisión y verificación, y ahora el Enargás derivó esa responsabilidad a los PEC y estos a los talleres", indicó Crivarro. "Se adolece de un control por parte de un organismo del Estado", agregó.
Un tallerista ratificó a La Capital que desde que abrió hace once años nunca nadie del ente vino a controlarlo.
Es que los controles apuntan siempre a las estaciones. "Sería bueno que existan en los talleres los mismos controles rigurosos que se hacen a las estaciones", apuntó el especialista local Luis Novoa.
Moriondo recordó que la responsabilidad del funcionamiento de los talleres es de los PEC y reconoció que no se ha podido seguir el impresionante avance que tuvo el GNC en el país, el de mayor desarrollo en el mundo.
En Rosario, se estima que hay unos 42 mil vehículos a GNC (sobre un total nacional de 850 mil) y existen unas 40 estaciones con ese tipo de carga.
Y la sede local del Enargás cuenta sólo con un ingeniero, un abogado y una secretaria.
Su responsable admitió que hasta junio de 2002 hubo "muchas irregularidades" y puede que aún hoy existan producto de "la falsificación de obleas" y de casos que quedaron como "residual" de la situación que se vivía hasta el año pasado cuando se endurecieron los requisitos para autorizar equipos de GNC.



El auto que explotó llevaba un tubo de uso prohibido. (Foto: Daniel Carrizo)
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