"Miguel, tenés que ganarle al Lobo, eh!". La frase, lanzada por un pibe sentado en la céntrica plaza San Martín apenas pasadas las 2 de la tarde de ayer, pinta de cuerpo entero la situación del director técnico de Rosario Central, Miguel Angel Russo, en esta bella ciudad, tan futbolera como Rosario y como muy pocas.
Remera, pantaloncito y medias azules, el cabello apenas largo y nevado y la pinta de cuando metía en aquel recordado Estudiantes campeón del 83, a los 46 años Russo saluda en el lobby del hotel de Central, pide un minuto para subir a la habitación y en un santiamén está sentado en un enorme sillón de la recepción, antes de proponer el diálogo de más de una hora en el barcito de enfrente, donde pide un par de aguas minerales y una gaseosa, antes de destejer su pasión por la redonda y por este nuevo Central.
-¿Cómo están?
-Estamos bien, en un buen momento, a pesar de que recién arrancamos con todo esto.
-La gente está muy ilusionada.
-Sí, yo estoy tranquilo: esa es la diferencia... (sonríe). Y estoy tranquilo porque nos avalan las cosas que hemos planificado y vamos subiendo escalones. Esto es real. Hemos pasado dos pruebas difíciles, ahora viene la otra, pero esto será así permanentemente, uno lo sabe de antemano.
-Se lo vio bien al equipo contra Lanús.
-Contra San Lorenzo también anduvo bien. Ya con diez que empareje y se recupere es importante. Sobre todo a este equipo al que le costaba recuperarse, de visitante. Pero todavía está apurado.
-Pareció un equipo maduro contra Lanús.
-Sí, pero para atacar todavía está apurado.
-¿Quiere hacer el gol antes que la jugada?
-Yo digo que el gol vale igual en el minuto 1 que en el 90. Y eso tiene dos mensajes: primero, que no te tenés que apurar y segundo que tenés que llegar a los 90 bien.
-El equipo resolvió bien ante un equipo complicado como Lanús.
-Resolvió y además tenía ausencias. Nos pasó dos veces conmigo: el día de Banfield, cuando debutó Fassi, y ahora, cuando nos faltaron nombres en un lugar que para mí es clave, en la mitad. Donde uno menos querría cambiar.
-¿Y cómo están para este partido?
-Hablamos de esto, más allá de que uno pretende que tanto adentro como afuera sea responsabilidad nuestra. Es un partido importante sobre todo porque es de visitante, porque de local va a tener otras aristas. Todo lo que cosechemos afuera es como un plazo fijo al final, esto es como un ahorro que vas teniendo. Esa es la idea, saber que hay que muchas cosas que nos han fortificado. Si pudimos contra San Lorenzo, si pudimos contra Lanús, también tenemos que poder ahora, en una cancha difícil y con un equipo que viene revitalizado por su participación en la Copa Libertadores.
-¿La idea es tratar de ganar en todos lados porque conviene más ganar dos partidos que empatar cinco?
-Todavía no estamos para la especulación matemática. Uno parte de dos puntas: no hay campaña sin ganar de local, pero también lo que saques afuera te va a elevar mucho. Los tres puntos afuera valen más. Esa es la idea porque el problema existe, pero el momento en el que estemos bien será cuando miremos el resultado de Central y no los de los demás.
-¿Estás más maduro a los 46 años?
-(Se ríe con ganas) Uno supone que sí.
-Te pregunto porque la gente que más te conoce cuenta que estás más tranquilo, pero a la vez más ambicioso y ofensivo.
-No, creo que eso tiene que ver con otras cosas.
-Ambicioso fuiste siempre...
-Ofensivo también. Eso depende de los jugadores con los que uno cuenta en su momento. Yo siempre digo lo mismo: en mi paso anterior junté al Polilla, Coudet, Carracedo, Carbonari, Palma. No es tan fácil.
-Es decir que tenés tu parte de mérito pero también lo tiene el equipo.
-Seguro, depende de los jugadores y es distinto cuando uno arma el equipo a principio de temporada o en la mitad. Esto es más responsabilidad, tenés menos margen de error y tenés que elevar mucho a los que están.
-Este es un partido especial por donde lo mires.
-Sí, para nosotros es un partido especial. Me olvido del rival.
-Porque ganó Unión también.
-No, por nosotros mismos, porque tenés que seguir, repetir algunas cosas y corregir otras porque siempre hay errores que subsanar.
-La apuesta por Petaco es fuerte. Más allá de lo que significa en Central y de su importancia a la hora de hablar dentro de la cancha, es fuerte porque viene de un año sin jugar.
-Sí, yo dije que era uno de los pocos de los que tenía conocimiento y que podía esperar en Central. Primero por haberlo tenido y nos conocemos los dos. Segundo porque lo conozco como persona y todo lo que él representa en Central y buscaba en este momento donde se juegan tantas cosas una identificación de la gente con algo.
-¿Te preocupa algo especial de Gimnasia además del juego aéreo?
-El juego aéreo es indudable, más allá de quién juegue. Además ya los hemos enfrentado en Tandil, donde también nos tocó la reserva. Es un equipo que trabaja bien la pelota parada, si ves la estructura no tiene un organizador nato. Es el desnivel de Enría y el juego aéreo. Y tiene el envión anímico de la Copa Libertadores que juega por primera vez. Yo conozco esta ciudad y Estudiantes los primereó siempre en esa historia. Y ahora tienen como mínimo una posibilidad.
-Vos decís que es un partido especial para ustedes, pero también para vos.
-No, no.
-Pero vos estás identificado con Estudiantes.
-Sí, pero en el tema de los clásicos tanto la generación anterior como la mía hemos tenido la suerte de que nos tocó ganar mucho y nunca lo tomamos como algo tan importante, sobre todo en el caso de gente de Buenos Aires, que no nació en La Plata.
-¿Y ahora pensás lo mismo?
-Sigo pensando que vengo a una cancha donde por esas cosas del fútbol tengo la suerte de que te amen o que te odien porque en otro lado hiciste algo bien.
-Y no te van a insultar más por no haber adelantado el partido.
-No, yo soy el culpable y el candidato de antemano.
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La Ciudad
