El crimen de Mercedes Dapazo pasó inadvertido a los vecinos. La mujer había enfrentado a adultos y chicos del barrio, sin diferencia de edades. "Todos decían que le faltaba un día de la semana", describió de modo pintoresco uno de los vecinos antes de saber que la habían hallado muerta. El mismo hombre la había denunciado porque insultaba a su esposa cuando salía al balcón. "No podías ni mirarla porque te insultaba bien bravo", contó. "La única forma de tratarla era no darle bolilla", aseguraron. La opinión sobre la pareja detenida contrastaba tanto con el concepto de la víctima como con la idea que podían concebir de dos asesinos. "Son una pareja tranquila, flor de gente", aseguraba una de las vecinas, asombrada por su detención. El humo, los bomberos y el movimiento policial nuclearon en el pasillo del edificio a todo el barrio, pero los vecinos ni siquiera sabían que Dapazo había sido asesinada. Los vecinos contaron que la pareja detenida por el crimen había discutido con Dapazo tanto como los demás. Pero señalaron que la mujer había llegado a agredir físicamente a la joven detenida cuando cursaba el embarazo del bebé más chico. Dapazo vivía con las ventanas selladas con chapas, que ella misma colocó "porque odiaba los vidrios", aseguraron los vecinos. El frente y las paredes de la casa están escritas con palabras sueltas, que pintó ella misma. Algunas eran claras, como "Loco" o "Veneno", estampadas en el frente y otras eran partes de palabras y letras unidas sin sentido aparente. Ni siquiera el humo que salía de la casa llamó la atención de los vecinos, porque había quemado cosas dentro de la vivienda otras veces, aseguraron. Ayer a la mañana, había empezado a circular el rumor de que la mujer había sido internada en un siquiátrico, donde creen que había sido ingresada otras veces. No habían escuchado gritos ni peleas y su ausencia no había alarmado a nadie.
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