El estudio del departamento económico del Inta-Marcos Juárez también analiza el efecto global de los cambios en los costos, precios y rentabilidad sobre las empresas predominantes en la región. En base a la superficie destinada por actividad en cada sistema y los datos de rendimientos promedio quinquenales por tipo de empresa, se calcularon los ingresos y gastos totales. Con estos elementos, los técnicos del Inta elaboraron el indicador CDR que mide la competitividad de la empresa y expresa la relación entre las variables "costo de factores" e "ingreso neto". La primera se calcula considerando una tasa de retribución por el uso de los factores productivos internos a la empresa como tierra, capital circulante, capital fijo y trabajo. Para el cálculo de la segunda variable, al ingreso bruto global de la empresa se le restan los costos directos de las actividades, los costos fijos y las amortizaciones del capital puesto en mejoras y máquinas. Si el índice CDR es negativo, significa que la empresa no es viable en el largo plazo ya que no se cubre el total de los costos: ingreso neto menor a cero. En el rango positivo, entre 0 y 1, cuanto más bajo sea indica una mayor competitividad ya que los ingresos netos superan al costo de factores. Si el CDR es mayor a 1, el valor en el que exceda a la unidad indica el grado de no competitividad ya que el costo de factores supera al ingreso neto. Para un sistema agrícola, el CDR pasó de 2,12 en diciembre de 2001 a 1,08 en diciembre de 2002, para un agrícola bovino pasó de 2,03 a 1,02 y para un agrícola porcino fue de 6,12 a 1,71. Estas cifras marcan una mejora en la competitividad de todos los sistemas, sobre todo en el caso del agrícola porcino. En vistas de analizar diversos escenarios posibles para este año, los efectos más importantes se darán si se afectan los ingresos brutos de la explotación. Por ejemplo, una disminución del 20% en el ingreso -por cualquier factor como precios bajos, más retenciones o insumos más caros- llevaría al sistema agrícola a una deprimida situación de competitividad similar a la existente en diciembre de 2001. En el sistema mixto agrícola bovino, la competitividad se afectaría en un 30%, y en el porcino lo haría en un 130%.
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