Luis Castro / Ovación
La prueba fue superada. El debut del Central 2003 ante su gente pasó sin sobresaltos. Porque, es cierto, Danubio fue un rival endeble, que no exigió demasiado y con poco el conjunto de Miguel Angel Russo se quedó con el primer ensayo futbolístico llevado a cabo en el Gigante. "Sirvió para jugar y sumar minutos", fue la frase que utilizó más tarde el entrenador canalla a la hora de definir lo sucedido en el último amistoso previo al inicio del torneo Clausura. Y las palabras fueron justas, porque la sensación que dejó el desarrollo del juego es que para Central fue apenas un mero trámite superar a los uruguayos. Por supuesto que sirve ganar. Siempre es importante mantener el ánimo en alto de un plantel cuando en días nada más comenzará la difícil, pero no imposible, misión de sumar puntos para escaparle a la temida sombra de la promoción. Y el partido de anoche en el Gigante fue otro de los ensayos que le servirá al técnico para ir aceitando el funcionamiento de su equipo. Central encontró la tranquilidad muy rápidamente. Apenas habían transcurrido un par de minutos cuando Figueroa, con guapeza, le robó una pelota a un defensor, la tocó para que Delgado sacara un centro que el mismo Lucho capitalizó acariciándola hacia el gol. Para que el Gigante comenzara a vibrar y los uruguayos no pudieran entender lo que sucedía. Sin ningún vuelo futbolístico ni nada que se le parezca, Central se convirtió en el protagonista del espectáculo. Figueroa avisaba con un cabezazo mientras Danubio trataba de dar batalla, pero moría en el intento. Recién a 10' del final Perrone llevó algo de peligro al arco defendido por un seguro Gaona. El equipo de Russo se mantenía firme en defensa, el Negro Quinteros mandaba en el medio y adelante Figueroa y, sobre todo, Delgado inquietaban a la defensa charrúa. Lo único que faltaba era que Messera se convirtiera en el conductor que el equipo necesitaba, pero el volante no encontraba los espacios suficientes y fue bien controlado. Y la mayor tranquilidad llegó cuando a poco del final Ferrari sorprendió con un remate cruzado de media distancia que hizo mover la red y despertó el segundo grito de gol en el Gigante. A partir de entonces no sucedió demasiado. Central jugó a media máquina y permitió que Danubio se acercara al arco de Gaona y pusiera a prueba al arquero que también hacía su presentación oficial ante los hinchas. Y el guardavalla respondió tapando algunos remates con destino de gol que motivaron los aplausos de la gente. Central ganó sin inconvenientes. El gol de descuento de Barrionuevo sobre el final, que no se ajusta a la marcada diferencia que se vio en la cancha, tal vez opacó en cierta forma el triunfo. Es cierto, el resultado sólo será un recuerdo porque el rival lejos estuvo de exigirlo. Además, tampoco se podía arriesgar demasiado cuando en pocos días más comenzará la verdadera lucha.
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