Año CXXXVI
 Nº 49.747
Rosario,
sábado  08 de
febrero de 2003
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El director nacional de Política Lechera pronosticó "mejores tiempos" para el sector
Juan Linari: "La lechería está encontrando su equilibrio"
Aseguró que la cadena láctea tiene que apostar al armado de un esquema sustentable

Alvaro Torriglia / La Capital

Juan José Linari, director del Programa Nacional de Política Lechera de la Secretaría de Agricultura de la Nación (Sagpya), consideró que luego de tres años de crisis, el sector lácteo comenzó a encontrar un punto de equilibrio en la segunda mitad del año, lo cual "debería ser aprovechado para encontrar los acuerdos necesarios que permitían diseñar un esquema sustentable de producción y comercialización lechera". El funcionario se mostró especialmente preocupado por la caída de producción del 15% y confió en que los mejores precios de exportación que se pueden esperar para los próximos meses se traduzcan en mejoras de precios al productor, de modo de alentar una recomposición productiva. Con todo, consideró que lo peor ya pasó y que, hoy por hoy, el tambero que no abandonó la actividad "está dispuesto a quedarse porque se vienen mejores tiempos".
-¿Cómo cerró la lechería el 2002?
-Seguramente será un año que va a quedar en la historia del sector. Difícilmente se pueda encontrar otra situación complicada y crítica, teniendo en cuenta además que venimos de una crisis que arrancó en el año 99 y se proyectó sin solución en 2000 y 2001. Cuando estalló todo, el cambio de reglas de juego encontró a la lechería descolocada. A principios del año 2002, cuando fue la devaluación, los productores venían cobrando precios ya deprimidos de la leche entregada en la primavera de 2001, y buena parte de ellos cobró recién en los primeros meses del año debido a atrasos de las empresas lácteas. Entonces el tambero tuvo que hacer frente, con un precio de 6 ó 7 centavos de dólar, a costos expresados en dólares. Eso le impidió lisa y llanamente llevar adelante todas las labores que normalmente se hacen en el otoño y que condiciona el año productivo. Hablemos de silos de maíz, pasturas o verdeos.
-¿Esto fue así todo el año?
-Esta situación encontró de alguna manera un punto de inflexión a partir del segundo semestre del año, cuando el dólar se aquietó y los precios de la leche fueron trepando un escaloncito mes a mes, aunque no con la velocidad pretendida. La cosa es que terminamos el año con precios que están rondando los 12 centavos de dólar, esto es 35 a 40 centavos de pesos. Las consecuencias de este año trágico para la lechería se expresan en números: una caída del 15% en la producción que, si la comparamos con el 99, cuando la Argentina produjo la cifra récord de 10.300 millones de litros, se extiende a más del 20%. Es un retroceso notable en tres años. Hay sí un fuerte aumento de las exportaciones de lácteos, debido a la depresión del mercado interno, ya que el consumo cayó 17%, y a la ventaja del tipo de cambio. En buena parte de año pasado, para colmo, los precios internacionales fueron los más bajos de los últimos 20 años. Así todo, se exportaron 210 mil toneladas con un valor aproximado de 300 millones de dólares. Afortunadamente, juega a favor una recuperación de los valores del mercado mundial en los últimos meses. De 1.200 dólares la tonelada de leche en polvo, en junio, hoy podemos hablar de 1.700 hasta 1.800 dólares por tonelada. Eso cambia la perspectiva de la lechería argentina, porque vamos a tener un nivel de exportación considerable. Esperemos que sea sostenible y que se traduzca en una mejora de precios al productor. Porque también es cierto que hay menos leche en el país. Sería bueno una mejora de precios al productor sobre todo en estos meses por venir, como marzo, abril y mayo, que son los meses en los que se produce menos leche.
-Las industrias están compitiendo fuerte por la materia prima y eso se nota en los precios. ¿Es una señal suficiente para recuperar?
-Es un señal muy positiva el hecho de que la demanda industrial incremente su necesidad y su competencia. También que mejoren los precios internacionales. Pero esto no alcanza si partimos de la base de que la caída de la producción es un dato negativo. Estas oportunidades sí pueden contribuir a una mejor situación del sector en el corto, mediano y largo plazo, en la medida en que sean acompañadas por una política institucional desde el Estado y los privados, que permitan armar un esquema de política lechera. Este es el momento de construir un esquema sustentable que haga de la lechería una política de Estado, como sucede en todos los países serios del mundo.
-Hace unos años se hablaba de un instituto sectorial. ¿Se está pensando en un organismo similar?
-Hoy por hoy el esquema que se fortaleció pasa por la mesa interprovincial de lechería, que de hecho ya es una mesa nacional. El objetivo es ir encontrando marcos de acuerdo para distintos temas y, una vez que se avance en eso, ver cuál es la herramienta apta para aplicarlo. No se creyó conveniente, con buen criterio, pensar en un marco jurídico previo a los acuerdos porque sería como poner el carro delante del caballo. Y esto nos llevó a algunos fracasos en el pasado. Sí entiendo que va a ser necesario, cuando esto vaya madurando, darle un marco legal y jurídico a todo este proceso para que no quede librado voluntad del funcionario de turno. Va a tener que plasmarse una suerte de legislación que convierta al sector lácteo argentino en una alianza estratégica entre el Estado y el sector privado, y que lo preserve de los vaivenes de la política.
-¿En qué punto están esos acuerdos?
-Se han logrado principios de acuerdo dentro de la mesa interprovincial, respecto de establecer una leche de referencia y un sistema de gestión de los laboratorios que determinan la calidad y los parámetros para el pago de la leche, para que funcionen en forma independiente de la producción y la industria.
-¿Es posible que el nuevo panorama del sector contribuya a que haya tamberos que decidan quedarse en la actividad?
-Quiero ser muy prudente porque este es un sector que tiene un alto grado de sensibilidad y heridas muy abiertas. Pero sí advierto que hay un estado de ánimo sensiblemente mejor al de un año atrás. De alguna manera los precios relativos han empezado a encontrar un punto de equilibrio para el tambero, que si bien necesitará mucho tiempo de buenos precios para recuperarse de la mochila que trae, tiene hoy un horizonte diferente. Hay mucha gente que si no se fue de la actividad hasta ahora, apostará a quedarse porque vienen tiempos mejores. Los datos de la realidad demuestran que hace tres o cuatro meses atrás, quien tuviera que vender un vaca o vaquillona Holando por necesidades financieras, únicamente podía venderla para carne. Hoy se ha recreado una demanda de hacienda Holando, lo cual demuestra que el sector vuelve lentamente a poner en funcionamiento su sistema comercial. Es un buen síntoma.
-El sistema de producción será distinto al de los 90.
-Evidentemente hay que pensar en sistemas de producción muy eficientes en la utilización del pasto. Eso requiere de mantener activas las inversiones para generar pasto de calidad. Cuando hablamos de esquema pastoril hablamos de praderas lecheras, verdeos, silos de maíz como complemento. Con un tipo de cambio alto, la lechería tiene mejor ecuación en la exportación pero también un precio de los granos relativamente más alto que la década del 90. La relación maíz-leche, que llegó a ser imposible a mitad de año, hoy permite una suplementación estratégica, en función de la lenta recuperación del precio de la leche. Sin llegar a sistemas extremos.



Tras la crisis, se buscan esquemas sustentables. (Foto: Silvina Salinas)
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