Hasta la hora de la partida en micro, el plantel rojinegro pasó un día de suma tranquilidad, casi sin moverse del lujoso hotel Cala di Volpe que compartió con sus pares de Lanús. El fuerte viento fresco y las nubes que anunciaban lluvia inminente intimidaron a la mayoría, para la cual la oferta más tentadora fue recuperar las energías del trajín del jueves con un buen descanso. De hecho, casi todos se levantaron muy tarde (Cristián Grabinski, por ejemplo, fue despertado un par de veces para que bajara a almorzar alrededor de las 13) y fueron muy pocos los que salieron a la vereda. Los menos caminaron dos cuadras hasta el shopping Punta Carretas para encontrarse con que los precios espantaban cualquier buena intención de traer souvenir a los seres queridos. En tándem fueron a conocer los lujosos comercios, afectados como todos en Uruguay por una crisis económica histórica, que tiene directa relación con lo ocurrido en Argentina. El corralón de los bancos que impuso Domingo Cavallo afectó a muchos depósitos orientales y la devaluación espantó el turismo que venía de la otra orilla del río de la Plata. Consecuencia: mucha plata quedó atrapada y muchos uruguayos prefieren comprar sus cosas en tour a Buenos Aires, que les sale menos de la mitad. Por eso también el cuerpo técnico por un lado (el ayudante de campo Esteban Pogany, el preparador físico Alfredo Weber y el médico Ignacio Astore) y otros grupos de jugadores por el otro (los pibes Fondato, Caffaso y Belluschi, Domizi y Silvani) miraron, preguntaron pero no compraron nada. Sólo el Flaco Passet se animó a desembolsar unos pesos pero nadie más. Ni siquiera la posibilidad de bucear en Internet estuvo al alcance de los jugadores, ya que había sólo una página disponible y además no había locutorios cerca que brindaran el servicio. Domizi era el que más insistió en usar este medio porque no quería perderse detalle de la Copa Davis, ya que según él "este equipo no es como los otros. Transmiten algo, no sé, te dan ganas de alentarlos", dejando así entrever que está muy bien informado del tema de la raqueta. No hubo apuro a la hora del almuerzo, y tanto el plantel rojinegro como el granate comieron el mismo menú, coordinado con mucho celo por el doctor Astore junto a su colega de Lanús. Después la mayoría se fue a dormir la siesta, merendaron a media tarde y a las 20 salieron rumbo al estadio Luiz Franzini, enclavado en el bello parque Rodó. Para hoy está previsto un entrenamiento liviano, nuevamente en el campo de deportes de la AUF y mañana se repetirá la rutina de ayer, sólo que cambia el rival, Nacional, y el partido será a las 21. El regreso en buquebús desde Montevideo está previsto para el lunes a las 11.30, por lo que el plantel arribará a Rosario a última hora de la tarde.
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