Por si quedaban dudas, la presencia de Gastón Gaudio en los individuales argentinos es imprescindible. El margen para poner en tela de juicio la efectividad del Gato en este tipo de competencias era escaso. Pero después de la paliza que recibió el alemán Rainer Schuettler en apenas una hora y 31 minutos de juego, es nulo. El primer punto para Argentina fue como una exhalación. 6/2 en 29 minutos; 6/3 en 37 y 6/0 en 25. Impactante. Es cierto que los pergaminos del tenista germano se acrecentaron, o en todo caso se hicieron públicos recién en el abierto australiano, pero no es poco aceptar que el finalista del primer Grand Slam de la temporada fue arrasado por la tradicional gama de recursos que Gaudio pone al servicio de la Davis cada vez que es convocado. Es que Gastón no hace más que ratificar aquel viejo axioma. Los partidos por la Ensaladera de Plata están mucho más allá de los ránkings. Tienen que ver con ciertos atributos que muy pocos tenistas argentinos supieron ostentar hasta aquí. Enfrente había un pez gordo que venía de subir hasta el último peldaño del torneo más importante del año hasta el momento. Casi ni se notó. Apenas algunos atisbos de jerarquía. No porque no la tenga, sino porque del otro lado de la red no le dejaron hacer absolutamente nada. O muy poco. Siempre el partido dependió de Gaudio. Sus aciertos -mayoría absoluta- y sus errores -muy pocos- le dieron las distintas tonalidades a un partido que era quizás el más trascendente de la serie y Argentina se lo llevó en un mero trámite. El protagonista de la jornada, intratable, hizo uso y abuso de sus virtudes y además liquidó al tenista europeo usufructuando su notoria falta de timming para canchas lentas. El primer síntoma llegó en el 4º y en el 5º game del primer set. Allí Gastón mantuvo su servicio en cero y quebró, también en cero a Schuettler. Allí, en el comienzo nomás, apareció la gigantesca bisagra del partido. Después del 6/2 inicial llegó otro quiebre para 1/3 en el segundo y para 2/5. Gastón sacó para abrochar el segundo parcial pero entre sus errores y los aciertos de Schuettler extendieron el set un juego más. El tenista de Temperley dejó en 15 el saque teutón para establecer una distancia tranquilizadora y dedicarse, en el último acto, a deleitar al público que colmó las instalaciones de River a pesar de la lluvia y de un estadio contranatura que tiene muy poco de funcional y casi nada de tenístico. El 6/0 del tercero fue el obsequio del Gato Gaudio, el gran singlista del equipo argentino de Copa Davis que estampó el trascendente 1 a 0 de la serie que tanto necesitaba el top ten Nalbandian para debutar como singlista en casa.
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