Desde hace tres meses, los vecinos de Alvear 30 bis conviven con un pozo que Aguas Provinciales abrió para arreglar un caño. Varias veces reclamaron a la empresa, auxiliaron a automovilistas que chocaron el vallado y hasta tuvieron que recurrir a la policía cuando un ciruja intentó robarse los adoquines de la calle hace dos semanas. Sin embargo, el bache sigue en pie. Y casos como este se multiplican en Rosario al punto que durante el año pasado la Municipalidad remitió 388 intimaciones a esa empresa por irregularidades detectadas en los trabajos que se desarrollan en la vía pública. Más de un acta por día, y muchas de ellas se originaron en la demora en terminar los trabajos.
Es que los corralitos que deja Aguas Provinciales por las calles de la ciudad no son pocos y tampoco pasan desapercibidos. "Ultimamente estamos viendo un aumento importante de lugares que, una vez terminadas las reparaciones, no son tapados", aseguró el subsecretario de Obras Públicas de la Municipalidad, Alberto Galetti.
Justamente, esta repartición es la encargada de fiscalizar el desarrollo de las intervenciones que se hacen en la vía pública. Y desde allí partieron las 388 notificaciones que, durante el año pasado, recibió la concesionaria del servicio de agua.
Muchas de estas actuaciones se originan en las inspecciones que diariamente realizan agentes municipales. Otras llegan hasta la Municipalidad por medio de las líneas de atención al vecino donde se pueden denunciar los lugares donde las cuadrillas de Aguas Provinciales estacionaron sus pozos.
"En general la demora en completar las reparaciones se origina en la colocación de la carpeta asfáltica. Terminan el trabajo, compactan la tierra pero lo cubren con una chapa o lo dejan expuesto", advirtió Galetti.
Circular con precaución
Y con sólo recorrer el macrocentro de la ciudad se pueden encontrar decenas de estos ejemplos. Sólo en Entre Ríos entre Pellegrini e Ituzaingo hay tres pozos que llevan más de 10 días abiertos. Dos de ellos están señalizados, el tercero ni siquiera exhibe un vallado y está cubierto con una chapa.
"Dos por tres están rompiendo, el problema es que falta mantenimiento y están todos los caños podridos", se quejó Jorgito, el dueño del almacén de Entre Ríos y Cochabamba.
A pocas cuadras de allí, sobre la alcantarilla de Moreno e Ituzaingo aparece un corralito que, según recuerdan los vecinos, lleva abandonado casi un mes.
Quienes viven cerca de Callao al 1600 también tienen algo para contar. Hace dos meses se hundió el pavimento en el mismo lugar donde la empresa había hecho una reparación tiempo atrás. "Llamamos, hicimos el reclamo y no nos dieron otra respuesta que poner un vallado", aseguró un frentista.
Pero esto no es todo: el cerco llegó tan tarde que, mientras tanto, ellos mismos tuvieron que señalizar el pozo con unas ramas "por temor a que alguien se cayera".
Para el subsecretario de Obras Públicas municipal, la tardanza en completar las reparaciones no tiene mucha explicación. "Es nada más que una decisión política de la empresa de dar respuesta a los usuarios y de disponer los fondos que se necesitan para hacer los trabajos", sostuvo.
Al mismo tiempo recordó que "curiosamente en los meses en que se realizó el plebiscito popular para que se rescinda el contrato de privatización con Aguas se veían cuadrillas trabajando y reparando por todos lados. Después no pasó más nada".
Mientras tanto, en la ciudad se multiplican los corralitos que deja Aguas Provinciales. Y lo hacen a tal ritmo que ya están a punto de convertirse en un elemento más del mobiliario urbano.