Christophe de Roquefeuil
Washington.- El presidente George W. Bush planteó una lógica de guerra en su discurso del martes ante el Congreso, que deja abiertas varias interrogantes acerca de la estrategia diplomática para justificar un ataque a Irak y las pruebas contra Saddam Hussein que Washington promete revelar. A pesar de su determinación de terminar con el régimen de Saddam Hussein si éste no se ajusta a las resoluciones de Naciones Unidas, Bush encargó a su secretario de Estado Colin Powell la delicada misión de presentar el 5 de febrero las pruebas que dijo poseer acerca de las armas de destrucción masiva iraquíes. "Yo no creo que Bush haya respondido a la cuestión de «por qué una guerra ahora» que se preguntan aún muchos estadounidenses. Es necesario esperar aún lo que Powell dirá al Consejo de Seguridad la semana próxima", estimó Scott Lasensky, analista del Council on Foreign Relations, instituto con sede en Nueva York. Gran parte de la prensa estadounidense reflejó su insatisfacción, después del discurso pronunciado por el presidente ante el Congreso. "La administración Bush, ahora que nos acercamos al final de la partida, hará todo lo que pueda para decir que las pruebas están allí para actuar contra Irak. Pero al mismo tiempo habrá mucha diplomacia detrás de bambalinas", aseguró James Lindsay del Instituto Brookings en Washington. Bush dejó entender que actuará sin demora, pero no precisó la fecha de una eventual operación militar ni los plazos que podrían acordarse a los inspectores de la ONU o a la emisión de una nueva resolución del Consejo de Seguridad autorizando el ataque. La misión de Powell del miércoles próximo será particularmente sensible con el riesgo de no lograr convencer a la comunidad internacional si las pruebas no son concluyentes. Powell podrá apoyar su exposición en el informe crítico sobre la cooperación iraquí con la misión de inspección de desarme presentado el lunes ante el Consejo por Hans Blix, a cargo de la Comisión de Verificación e Inspección de la ONU (Cocovinu, o Unamovic en inglés). En cambio podrían incomodarlo las declaraciones mucho más moderadas que formuló al respecto el director de la Agencia Internacional de Energía Atómica (Aiea), Mohamed El Baradei, quien afirmó que no existen indicios de que Irak prosiga con su programa nuclear. Washington podría además tener dificultades para demostrar, como lo prometió Bush en su discurso, la existencia de lazos entre Bagdad y la organización terrorista Al Qaeda de Osama Bin Laden. Hasta el momento "los informes del Departamento de Estado, de la CIA y de otros servicios, no han encontrado ninguna prueba creíble de lazos entre este movimiento islamista y el poder laico iraquí, que se detestan desde hace mucho tiempo", estimó Stephen Zunes de la Universidad de San Francisco. Algunos analistas subrayaron también que Bush, detrás de un discurso de tono marcial y sin concesiones, no cerró la puerta a una resolución de la crisis a través de la ONU. "El hecho mismo de que Powell va a hablar ante el Consejo de Seguridad significa que la ONU no es repudiada", afirmó Helmut Sonnenfeldt, especialista de política extranjera del Instituto Brookings, quien destacó que en ese punto Bush se mantuvo "prudente". (AFP)
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