"El crimen del padre Amaro", la película mexicana protagonizada por Gael García Bernal, llega hoy al Village de Rosario precedida de polémica y éxito, y con varias distinciones bajo el brazo, algunas intangibles y otras concretas. El filme fue dirigido por Carlos Carrera y su principal polémica se dio con la Iglesia Católica azteca, que además de criticar con furia al filme logró postergar durante un tiempo su estreno, fundamentalmente porque se esperaba por tierras mexicanas la visita del Papa.
La película se basa en una novela del escritor portugués Eça de Queiroz publicada en 1875 y adaptada a la pantalla grande por el mexicano Vicente Leñero, un novelista de fama internacional en los años 70, especialmente con su obra "Los albañiles", y convertido después en guionista prestigioso. Eça de Queiroz, un hábil e inteligente autor formado en la escuela del folletín, siempre criticó -en general con humor, como en "La reliquia"- la hipocresía y la superchería de la religión, y según los responsables del filme, nadie esperaba que el traslado de la novela a la pantalla grande provocase tanto revuelo.
Así, a más de 100 de años de escrita, la historia del padre Amaro parece seguir siendo urticante, al menos para la Iglesia mexicana, que tiene una especial predilección por ver en el cine una fuente del mal. Son famosas sus críticas a los filmes de "La guerra de las galaxias", de George Lucas, a los que prácticamente denunció por brujería. Y la lista puede continuar con "Harry Potter", con la paradoja de que la gente va más al cine en vez de negarse a ver los filmes cuestionados.
A la crítica negativa de la Iglesia se sumó el Estado mexicano, a través de la madre del presidente Vicente Fox, la señora Mercedes Quesada. La mamá del mandatario definió al filme como una "porquería" hecha con "saña" para molestar a los católicos. Sin embargo, "El crimen del padre Amaro" recibió fondos del gobierno para cubrir sus costos de cerca de dos millones de dólares.
Malas costumbres
La historia que molestó tanto a la Iglesia como a la mamá del presidente cuenta el drama del joven sacerdote católico Amaro, a cargo de García Bernal, quien se enamora de una adolescente y rompe por ella el celibato, aunque no se anima a dejar los hábitos. Pero además de la historia de Amaro el filme también muestra cómo otros curas aceptan limosnas del narcotráfico y mantienen relaciones con la guerrilla.
Entre las escenas más criticadas por los detractores del filme se cuenta una en la que Amaro hace el amor con la joven Amelia debajo de un manto con la imagen de la Virgen María. Carlos Carrera, director de la película, dijo que la escena está tal cual en la novela, publicada en 1875, y aseguró que es paradójico que el clero ataque la película y permita, a la vez, que sus íconos sean comercializados, como sucedió con la imagen del Papa, estampada en paquetes de papas fritas vendidas durante la visita de Juan Pablo II a México. Otra escena cuestionada presentaba a una mujer que se saca la hostia de la boca y se la da de comer a un gato.
En general, los cuestionamientos surgieron antes de que se viese la película. Agrupaciones católicas acusaron al filme de promover "la desintegración familiar, la prostitución, el narcotráfico, la lujuria, el aborto y el sacrilegio, entre otros males".
"Nunca me imaginé que obispos, políticos e incluso algunos miembros del gobierno (del presidente de México, Vicente) Fox se manifestaran tan en contra de la película, porque la película toca realidades muy sabidas y porque tratar de prohibirla iba a traer costos políticos muy grandes", dijo el realizador Carlos Carrera, cuando presentó su película fuera de México, en el Festival de Cine de San Sebastián, donde se llevó una ovación.
"La película no fue hecha para provocar. Habla de una historia de amor fallida y para que funcionara en México como contexto pusimos aspectos de la realidad mexicana", sostuvo Carrera y añadió que el problema con la Iglesia fue una cuestión coyuntural, en la que el filme pagó los platos rotos de otros asuntos.
"La Iglesia católica pensó que podía tener más injerencia en la vida política de México. Podía meterse en educación, en contenidos de medios de comunicación, tener una participación más activa de la que le corresponde desde el plano espiritual y religioso. Con la visita del Papa a México y con la declaración abierta del catolicismo de Fox, la Iglesia se sintió muy segura y de repente se vieron traicionados por un gobierno que seguía las leyes sin importar quién se viera afectado", explicó el realizador, y agregó que el filme recibió el coletazo de la desazón que afectó a la Iglesia.
Actor con principios
Para el actor principal del filme, el papel de la Iglesia de su país fue lamentable. "Los verdaderos católicos son los que más apoyan la película, porque abogan por la libertad de expresión, por los derechos de los seres humanos", dijo.
El intérprete de "Amores perros" afirmó que el peor crimen fue haber expulsado a 400 niños de la calle de la Basílica de Guadalupe para la llegada del Papa por quinta vez a México el 29 de agosto del año pasado.
"El que hayan sacado a estos niños, cual perros, fue una auténtica porquería", señaló el actor empleando el mismo calificativo usado por el líder del Senado mexicano, Diego Fernández de Ceballos, para referirse a la película.
Según demostró el paso del tiempo, la polémica sirvió para llevar más gente al cine y darle al filme una proyección internacional que sólo era pensable por el protagónico de Gael García Bernal, el joven actor de 24 años que se convirtió en la cara del nuevo cine mexicano al protagonizar "Amores perros", de Alejandro González Iñárritu.
En principio el filme se iba a proyectar en México en unas 300 salas, pero la expectativa que generó la controversia con la Iglesia llevó a los estudios Columbia a un plan más ambicioso y filme se lanzó en cerca de 400 salas, convirtiéndose en el mayor estreno del séptimo arte azteca.
Al monumental lanzamiento se sumó la entusiasta acogida de "El crimen del padre Amaro" en el Festival de San Sebastián y el hecho de haber sido seleccionada como la representante mexicana para el Oscar.
En cuanto a la taquilla, la película también rompió records en México y en su primer fin de semana de exhibición recaudó tres millones de dólares. Es decir, recuperó en un par de días su costo y ganó un cincuenta por ciento de la inversión. Con 830 mil espectadores en tres días, es la película más vista en su primer fin de semana en México.
Los números, la polémica, un actor en su mejor momento y una historia basada en un clásico hacen prever un filme para no perderse, aunque la última palabra siempre quede del lado del público.