"Desde las empresas se trata de diversificar el trabajo para restarles fuerza a las organizaciones gremiales, por eso se puede afirmar que las confrontaciones son producidas por las presiones patronales", dijo Saúl Ubaldini, presidente de la Comisión de Legislación Laboral del Senado. Desde ese lugar, afirmó que hoy lucha por un Código de Trabajo "transparente, que dé vigencia a la reforma laboral aprobada por ley".
Para el ex secretario general de la CGT "la merma de la sindicalización tiene que ver con el 40 por ciento de los trabajadores que están en negro, con algunos malos patrones y con una situación que se origina con la crisis de los 90".
Consideró que existe "una gran acumulación de poder de unos pocos; por eso resulta necesaria la presencia y la militancia de los trabajadores, sin descuidar la situación de los pensionados y desocupados". También criticó "el grado de precarización que se vive en muchas empresas mediante el abuso de las pasantías".
Ubaldini destacó que la existencia del gremialismo se siga basando en la solidaridad. "Hay que darle proyección al fenómeno de lucha de los piqueteros, porque ellos exigen trabajar; no quieren subsidios". Insistió en que la necesidad de la hora es "la pelea pluralista y la defensa de las conquistas laborales logradas por el gobierno de Perón, la Constitución del 49 y las leyes sociales que defendieron los derechos de la población".
"El miedo a perder el empleo"
Para Manuel Bogado, secretario general de la CGT rosarina, el panorama es muy distinto, al menos en el ámbito rosarino. Dijo que en la ciudad "el 100 por ciento de los trabajadores están sindicalizados", aunque no hizo una discriminación de la calidad del empleo. El dirigente del Sindicato del Caucho (900 afiliados) afirmó que al abrirse la libre afiliación en 1985, se incrementó el número de sindicalizados, aunque no citó cifras.
Admitió que "hay mucho miedo de perder el trabajo y se toleran distintas transgresiones a los convenios. Los patrones que trabajaban con nuestros agremiados deben entregar ropa dos veces por año, pero hoy, la gente no la quiere reclamar por temor a que lo despidan, entonces esperan a que los delegados hagan esos reclamos".
Sobre la desconfianza de los trabajadores hacia los sindicatos que muestran una clara bandera política, Bogado indicó que "a nivel de los afiliados, la cuestión de apoyar a un partido no molesta; además, a veces se solucionan políticamente algunos problemas que acercan más al obrero al gremio y se respeta la línea política de la organización".
Dijo que la CGT Rosario -que agrupa a los sindicatos de químicos, empleados de farmacia, alimentación, aguas y gaseosas, Unión Ferroviaria, Uocra y Luz y Fuerza, entre otros 50 gremios- "tiene diferencias con otras centrales sindicales a nivel nacional, pero a nivel local tenemos buena relación con la gente de Moyano (MTA) y con Víctor De Gennaro (CTA)".
En cuanto al comportamiento de la estructura gremial durante las privatizaciones de empresas públicas, Bogado dijo que en el sector privado se produjeron más despidos que en el estatal, y que "si un servicio funciona mejor fuera del Estado, no debe haber problema en que se ocupe una empresa privada".
Consideró, sin embargo, que "falló el sistema, porque no hay una seguridad social que contenga a los desocupados; tampoco se capacitó al ex empleado para encontrar una nueva ocupación".