El gobierno argentino firmó ayer con el Fondo Monetario Internacional (FMI) la carta de intención que le permitirá refinanciar a un plazo de entre 3 y 5 años la deuda por 6.600 millones que vence entre enero y agosto de este año. Si se suman los vencimientos con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial (BM), y las refinanciaciones ya acordadas con el Fondo, el programa cerrado alcanzará un monto superior a los 16 mil millones.
El principio de acuerdo, que no involucrará fondos externos pero que sí permitirá destrabar préstamos pendientes de desembolso de parte de organismos multilaterales (entre ellos los 180 millones de dólares correspondientes al crédito del BM para Santa Fe), debe ser aprobado por el directorio del Fondo Monetario en la reunión que mantendrá el 23 de enero.
En virtud de que se firmó la carta de intención, Argentina pagará un vencimiento de mil millones de dólares que opera hoy con el Fondo Monetario, que serían devueltos una vez que el directorio le otorgue el aval definitivo al acuerdo.
El presidente Eduardo Duhalde se mostró satisfecho con el acuerdo y aseguró que "dejará el camino despejado" al jefe de Estado que asuma luego de las elecciones de abril.
"Realmente fue una buena actitud por parte del Fondo entender que nosotros, en este momento de estabilidad, tenemos que preservar las reservas, porque eso tiene que ver con todo un horizonte de estabilidad del sector de negocios", dijo.
El Ministerio de Economía aún no difundió el contenido de la carta de intención. Sí se sabe, por los términos en los que se venía negociando desde el año 2002, que implicará la necesidad de hacer los ajustes necesarios para alcanzar un superávit del 2,5% y un crecimiento del 3% del PBI en 2003, una suba superior al 10% en las tarifas, acelerar la reestructuración bancaria, limitar la emisión monetaria e iniciar las conversaciones con los acreedores privados.
El ministro Roberto Lavagna vino dando pasos en ese sentido desde hace unos meses. Por el lado de la recaudación, en diciembre se aprobó un paquete fiscal que a través de nuevos tributos o incrementos de alícuotas, permitirá arrimar al fisco unos mil millones de pesos.
Más recientemente, decidió no prorrogar la rebaja de dos puntos en el IVA y no descarta la suba de las retenciones a las exportaciones en caso de que la caída del dólar afecte el ingreso de fondos por ese concepto. Entre diciembre y enero avanzó en la liberación del mercado cambiario, otra de las exigencias del Fondo, de modo de sostener la cotización de la divisa.
Desde Washington, el vocero del FMI, Thomas Dawson, confirmó ayer el entendimiento entre el Fondo y los negociadores argentinos y aclaró que es “ad referéndum” de su tratamiento por el "board" del organismo.
Agregó que "el acuerdo fue transmitido a la gerencia del FMI y será revisado por el directorio ejecutivo en los próximos días".
El propio Dawson había dado un virtual adelanto por la mañana, cuando dijo que esperaba un anuncio sobre el acuerdo "en las próximas 36 horas".
El vocero precisó que el acuerdo será "esencialmente un roll over" de transferencia de obligaciones y no implicará "fondos frescos".
"Es lo mejor que podemos alcanzar en este momento", dijo.
La carta que contiene un "Memorando de políticas económicas del gobierno argentino para un programa de transición en el 2003" fue firmada ayer por la tarde en el Palacio de Hacienda por el ministro de Economía, Roberto Lavagna, el presidente del Banco Central, Alfonso Prat Gay y la misión del FMI.
Esta delegación estaba encabezada por el jefe del caso argentino John Thornton y su segundo, John Dodsworth, quienes trabajaron en Buenos Aires desde hace más de una semana y anoche regresaron a Washington.
El acuerdo es del tipo stand by y cubre el período enero-agosto, durante el cual operan vencimientos con el FMI por 6.600 millones de dólares, monto que sumado a los 5.112 millones ya refinanciados por ese organismo llevan al acuerdo a una cifra global de 11.712 millones con esa entidad.
Si se suman los vencimientos con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y con el Banco Mundial (BM), el monto total reprogramado llega a 16.112 millones de dólares.
En un comunicado, Economía dijo que de los 11.712 millones de dólares con el FMI, 6.600 millones se refinanciarán a entre 3 y 5 años y precisó que con el BID y el BM se refinanciarán 4.400 millones de dólares.
El Banco Mundial espera
Pero, al menos para el Banco Mundial, no está tan claro que el tema sea automático. Primero, Argentina tendría que ponerse al día con los vencimientos que dejó de pagar el año pasado. “Aún estamos esperando que normalicen sus cuentas con el Banco Mundial, con dijeron que lo harían”, dijo anoche Chris Neal, portavoz de ese organismo.
En las últimas horas el gobierno logró zanjar las diferencias que habían surgido con relación a la política monetaria y a partir de allí se pudo firmar el entendimiento.
En los lineamientos generales se establece que habrá inspecciones bimestrales a partir de la segunda quincena de marzo.
Las negociaciones entre la Argentina y el FMI se prolongaron durante un año, período caracterizado por declaraciones públicas cruzadas sobre las responsabilidades por la demora de la firma.
Para alcanzar el principio de acuerdo fue clave la intervención de los representantes de los países del G-7, los más poderosos del mundo, en el directorio del organismo. Esa presión permitió ablandar la intransigencia del staff del Fondo, conducido por Horst Köhler y Anne Krueger.
Hasta el miércoles por la noche, la firma de la carta de intención era una incógnita, a tal punto que el ministro Lavagna evitó pagar un vencimiento con el BID y amagó no cancelar el que opera hoy con el Fondo. Finalmente, el jefe de Gabinete, Alfredo Atanasof, confirmó que hoy se girarán 1.056 millones de dólares, que serán "reembolsados" por el organismo una vez vez que se pronuncie el directorio.
El programa abarca hasta agosto, es decir que le dará al gobierno que asuma en mayo tres meses de aire para negociar un entendimiento a mediano plazo y más amplio, sin tener pendiente sobre su cabeza la guillotina del default total.
Para el sector privado, se reabren también las posibilidades de obtener financiamiento externo, prácticamente vedado durante todo el 2002.
El gobierno argentino deberá someterse ahora a estrictos monitoreos del FMI, que seguirá muy de cerca el cumplimiento de los lineamientos económicos previstos en el acuerdo.