Los curiosos siempre dan la nota. Es que la mayoría, además de ejercer el inoportunismo como casi nadie, posee una gran capacidad para sacar conclusiones cuanto menos equivocadas. Para ellos, la incontinencia verbal es un mal incurable. "Mirá el lomo que tiene ese que está entrenando ahí. Qué físico, seguro que es uno de los delanteros". El supuesto futbolista se incorporó y el dueño de los elogios comprobó que algo andaba mal cuando observó como un todo al protagonista. Así como aquel viejo cuento narraba que esos pelos no son de niño, en este caso la frase correcta hubiera sido "esas canas no son de futbolista". Pero el orgullo fue más fuerte y el curioso en cuestión optó por la retirada más desapercibida que pudo conseguir. El supuesto futbolista en cuestión era Esteban Pogany.
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