Mientras el menemismo y los gobernadores peronistas meten presión para que, finalmente, se realicen las internas partidarias, el duhaldismo buscaba en las últimas horas con desesperación un atajo que les permita "saltar" la instancia de una confrontación que, de concretarse en las actuales circunstancias, podría dejar políticamente mal parado al jefe del Estado. Simultáneamente, algunos integrantes de las huestes duhaldistas procuran fortalecer las bases de una iniciativa que tiende a poner punto final a la pelea Menem-Duhalde. En esos sectores duros comenzó a germinar la chance de una batalla a "matar o morir" para definir "de una vez por todas quién se tiene que quedar en el peronismo y quién se tiene que ir". Paralelamente, en algunos históricos duhaldistas podía percibirse ayer una cierta "ansiedad" por el curso que podría tomar la batalla partidaria. "Ojalá el Lole diga una vez que sí y nos ahorra este quilombo", se confesó anoche ante La Capital el intendente de una de las ciudades más populosas de Buenos Aires. Es que la imposibilidad de Duhalde de encontrar un candidato que se imponga sobre Menem genera inquietud en algunos sectores allegados al presidente que temen quedar a merced de una "represalia" riojana en caso de ser derrotadas las posturas que enarbola Duhalde. Tal vez, por eso, alimentan al presidente para que dé la batalla, aunque más no sea por la jefatura del partido. "Duhalde esmeriló a todos los candidatos (que se vinculaban al gobierno) pero él ahora no se va a lanzar y nosotros, entonces, ¿con quién vamos?", se preguntaron algunos de los más descorazonados y desconcertados duhaldistas. En la lógica de este sector pesa el temor de que, con la exclusión de Duhalde de la pelea, se favorezca el terreno para una "vuelta de Menem", con imprevisibles consecuencias para los seguidores del primer mandatario. En tanto, la posibilidad de que se convoque a un congreso partidario para suspender las internas del PJ se diluye. A raíz de las idas y vueltas de Duhalde en el plano partidario, el jefe del Estado ya no contaría "incondicionalmente" con algunos gobernadores que (en los últimos trámites) escogieron acompañarlo. Las sospechas, no ya sólo menemistas, de que la intención final del presidente es suspender las internas para cortarle el paso a Menem habrían alimentado algunas resistencias en los hombres del interior. Ayer, las acusaciones concretas del menemismo acerca de que Duhalde está dispuesto a hacer lo imposible para que Menem no retorne al poder fueron refutadas por el propio presidente, quien las calificó de "absurdas". El menemismo, por su parte, renovó públicamente, sus sospechas de que el gobierno "no tiene voluntad" de que haya internas e incluso de que tampoco haya generales el 27 de abril. "Como no encuentran candidato que le pueda ganar a Menem, incluso pareciera que algunos no se quieren ir, yo creo que no va a haber interna y casi seguro que no va a haber generales en abril", afirmó el ex funcionario menemista Alberto Kohan. Por su parte, el gobernador pampeano, a cargo actualmente del consejo nacional del PJ, Rubén Marín, volvió a reclamar elecciones internas. "Fraccionar al partido (con un sistema de neolemas) es darle posibilidades escasas de triunfo", opinó, tras lo cual agregó que esa alternativa "es llevar al PJ a la posibilidad de perder". Sobre el final de la jornada llegaría la reunión con Kirchner. Si el santacruceño es ungido como delfín del presidente, el Partido Justicialista bonaerense podría quebrarse. "Algunos se irían hacia el menemismo y otros nos quedaríamos rezando en casa para que (Carlos) Reutemann diga una vez que sí", confió anoche a La Capital el intendente de una de las principales ciudades del mayor distrito del país.
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