Cinco años atrás las escuelas eran una sola (la Cruz Roja); hoy suman seis. En aquel entonces la carrera de guardavidas no generaba expectativas; hoy gran parte de quienes toman los cursos tienen la ilusión puesta en España o la costa mediterránea, donde ya trabajan decenas de rosarinos.
Como los odontólogos recibidos en la década del 70, que aterrizaban en suelo español con trabajo asegurado por la carencia de profesionales, hoy sucede algo similar con los guardavidas. Hasta una empresa internacional, Calamar Salvament, una especie de agencia de empleo, instaló una oficina en Rosario para reclutar egresados y derivarlos a la Costa Brava. "No sólo eso: también creamos la escuela de guardavidas, llamada Hispania SOS, y los 15 egresados de la primera promoción están todos trabajando en España; se recibieron en el 2001", señaló Hortensia Agosta, responsable en Rosario los 12 meses del año.
De visita en la ciudad, Fabio Gerschunovsky, ex guardavidas de la Rambla Catalunya y con dos temporadas acumuladas en España, relató su experiencia (ver recuadro).
No son pocos los que estudian en las seis escuelas habilitadas por el gobierno de Santa Fe en Rosario: alrededor de 300. Pocos si se los compara con los 2.000 inscriptos de Medicina, pero bastante si se atiende que cinco años atrás eran 30, diez veces menos.
Además de la Cruz Roja, decana en la materia desde 1947, también dictan cursos el Instituto Superior de Educación Física (Isef), el Instituto General San Martín, la escuela Prefecto Mansilla, Hispania SOS y el sindicato de guardavidas.
La Cruz Roja dicta los cursos teóricos en la sede de Laprida 1553 y los prácticos, en la pileta olímpica de Rosario Central. Su director, Andrés Cejas, hace una evaluación más que optimista de las posibilidades que abre la carrera.
For export
"Exportamos guardavidas porque en Europa están muy bien conceptuados, sobre todo en España. El boom del turismo gallego expandió la demanda, y les interesan los latinoamericanos, en el orden de Cuba, Argentina y Uruguay. Como a los cubanos no les es simple salir, estamos nosotros. El promedio que otorga la Cruz Roja es de 20 a 25 títulos anuales. Y en el Consejo Provincial de Guardavidas se toma una reválida anual: cada guardavidas se somete a una prueba y debe cumplir los 500 metros en 11 minutos y medio", asegura.
En eso también se nota el cambio: antes las pruebas estaban a cargo de la Cruz Roja y la Municipalidad; ahora el responsable es el Consejo Provincial, con representantes del Ministerio de Educación y los directores de las seis escuelas.
El Instituto General San Martín, dirigido por Teodoro Amici, utiliza la pileta Atlantic Sportsmen, de Lavalle 936. Su coordinadora, Gabriela Rodríguez, dice que el aumento de inscriptos se produjo por la buena salida laboral. El costo del curso es de 60 pesos por mes, se reciben 23 alumnos y ya hay 38 inscriptos.
"Muchos terminan el secundario y, si aprueban el curso en un año, en el verano arman un colchoncito trabajando de bañeros para después pasar a la Universidad. De todos modos, la onda está en España. Aparte de mi marido (Fabio Gerschunovsky), conozco a otros tres chicos que ya trabajan allá: Pablo Oyarbide, Marcelo Andreani y Lisandro Díaz", cuenta la coordinadora.
También da su interpretación del fenómeno: "Hace tres años hubo muchos accidentados en España y los hoteles, playas y piscinas se vieron obligados a contratar bañeros. Una empresa se propuso empezar a reclutarlos, y el bañero argentino es manual, muy apto para el rescate y prevención".
En la pileta de El Tala funciona la escuela Prefecto Mansilla (50 pesos la inscripción y 11 cuotas de 32 pesos). Ricardo Nallino (guardavidas desde 1987) es su director y dice que la inscripción es "ondulante", que nunca bajan de 20 inscriptos y este año hubo 24. "Afuera hay salida laboral porque el guardavidas argentino es bueno; se entrena y practica sin elementos que son comunes en Europa, Australia y Estados Unidos, como los jet sky, las motos de agua o los helicópteros. Es como si la carencia de medios perfeccionara la formación. Allá los cursos son más reducidos".
Por ser oficial, de la provincia y casi gratuito, el Isef concentra la mayor cantidad de inscriptos: 130 fueron aspirantes el año pasado, de los cuales aprobaron 100 e ingresaron 70. Hay una cuota anual de cooperadora de 70 pesos. Esta semana abrió la inscripción y ya se anotaron 50. Su director, Marcelo Mosquera, asegura que "debe haber más de 30 rosarinos trabajando en España y que vuelven a la ciudad durante el verano".