Para algunos investigadores, el crimen del sargento Rojas no fue derivación de un robo sino que está vinculado al manejo de negocios de la noche. Al respecto dicen que el propietario del boliche que había custodiado la víctima es un comisario inspector retirado de la Unidad Regional II -alguna vez destinado en Villa Gobernador Gálvez- que actuaría con la anuencia de un influyente jefe policial de San Lorenzo.
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