Año CXXXVI
 Nº 49.713
Rosario,
domingo  05 de
enero de 2003
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Internacionales. El flamante gobierno en Brasil recrea las posibilidades de integración regional. Solucionar los problemas internos de cada país será clave
Lula, una bocanada de aire fresco para el Mercosur
Más allá de los resultados que exhiba la administración del PT, el cambio de gobierno en el país más grande de América latina interpreta la demanda de una nueva agenda económica para la región

El Mercosur renueva su esperanza de vida. El flamante presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, definió como la principal prioridad de su política externa "la construcción de una Sudamérica políticamente estable, próspera y unida", durante el discurso inaugural como primer mandatario brasileño, el miércoles último.
Para el líder del Partido de los Trabajadores (PT), el sueño de la unión sudamericana requiere en primer lugar de "una acción decidida de revitalización del Mercosur", el proyecto de integración entre Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay que fue duramente afectado en los últimos años por las crisis económicas de los países miembros.
Lula enfatizó que el Mercosur "se basa en fundamentos económicos y sociales que deben ser apoyados y reforzados", y se comprometió a respaldar "los arreglos institucionales necesarios a que florezca una verdadera integración" en el bloque subregional.
Entre los pilares de política exterior que encabezará el ex obrero metalúrgico de 57 años que hoy pilotea los destinos de la economía más grande de América latina, está presente una lucha contra el proteccionismo que ejercen los países desarrollados.
"Brasil luchará por la eliminación de barreras e intentará obtener reglas más justas a nuestro desarrollo. Vamos a tratar de eliminar las imposiciones más rígidas que privan nuestro desarrollo", dijo Lula al hablar frente al Congreso brasileño.
Frente a un plan que tiene como idea fuerza que el Estado recupere las riendas de la economía y la negociación en bloque con el Alca (el tratado de Libre Comercio de las Américas), Argentina no queda excluida.
Para el economista de la CTA, Claudio Lozano, el flamante presidente de Brasil impondrá un freno al Alca por lo que consideró que "Argentina tiene el dilema si acompaña o no la tendencia de cambio de la región".
"A la Argentina le conviene frenar el Alca. Cualquier evaluación de las que están disponibles indican que incluso en el sector alimentario la oferta importada ocuparía para el 30 por ciento del total por lo que tenemos para perder", aseveró el economista del CTA.
Para el consultor Daniel Roiter, la apuesta por Mercosur tiene a la Argentina como principal protagonista. "Fue el primer país que visitó" el primer mandatario brasileño "lo que representa toda una señal de que privilegiará al Mercosur", dijo.
"En estos momentos Estados Unidos impulsa el Alca y firmó un acuerdo con Chile, pero la intención de Lula no es seguir un camino de relacionamiento bilateral como el país trasandino", explicó el consultor.
Si alguna duda hubiese quedado de que Brasil endurecerá su posición en la mesa de negociaciones del Alca, ésta se disipó tras la toma de posesión del nuevo ministro de Relaciones Exteriores, Celso Amorim.
El primer acto del canciller fue designar para el segundo puesto más importante del ministerio -el de secretario-general- al embajador Samuel Pinheiro Guimaraes, considerado como un portavoz de la facción "anti Alca" de la diplomacia brasileña y quien llegó a defender la retirada de Brasil de las negociaciones.

Juntos hacia el mundo
La apuesta de un crecimiento sólido y sostenido pasa por la búsqueda en común de terceros mercados. Así lo entienden los políticos de ambos países y los empresarios de ambos lados de la frontera, que hoy ven cómo la pareja paridad cambiaria de Brasil y Argentina les presenta el desafío de unirse para crecer en lugar de transitar una lucha interna por robarse mutuos mercados.
El embajador brasileño en la Argentina, José Botafogo Goncalves, aseguró que "Brasil y Argentina deben priorizar modos creativos de cooperación" para buscar de manera conjunta la estrategia para ingresar sus exportaciones a terceros mercados.
Botafogo manifestó que "la crisis argentina contribuyó para fortalecer la conciencia de que no es posible insistir sólo en los mecanismos tradicionales de la integración".
Según el diplomático brasileño, "para consolidar el proyecto Mercosur, la dimensión política y diplomática continuará siendo fundamental".
Sin embargo, consideró que "también es preciso tener osadía en otros campos, como la creación de vínculos empresariales entre Brasil y Argentina que superen la mera compra y venta de bienes y servicios en el sentido tradicional".
Botafogo avaló la posibilidad de promover la asociación productiva entre empresas de origen brasileño y argentino para "la realización del sueño de transformación del Mercosur en plataforma de exportación a terceros mercados".

Puertas adentro
Las esperanzas del pueblo brasileño frente a Lula se concentran en torno a sus proyectos para atenuar el hambre y la miseria, combatir el desempleo y reactivar la economía del país. Así quedó demostrado en una encuesta que realizó el Instituto Datafolha y que fue difundido el mismo día que el actual presidente asumía su cargo.
En lo que a la política económica se refiere, los brasileños esperan una reducción de los índices de inflación, un aumento en la oferta de empleos y en el incremento del poder adquisitivo en un futuro cercano.
El 48 por ciento opinó que la situación económica del país mejorará en los próximos meses y un 54 por ciento espera lo mismo en relación a su propia vida financiera.
El presidente electo prometió hoy cambiar "con coraje y cuidado" la situación económica de Brasil, un país con una deuda externa de 200.000 millones de dólares y 54 millones de pobres, al asumir la presidencia de este país para un período de cuatro años.
"Cambio, esa es la palabra clave", fueron las palabras con las que Lula inició su primer discurso como presidente, persuadido de que ese fue el mensaje de la sociedad brasileña al elegirlo con 61 por ciento de los votos.
¿Los trabajadores podrán liderar su alianza con empresarios? Es la pregunta que sobrevuela a la hora de pensar en el futuro inmediato de Brasil.
En realidad, el verdadero dilema del gobierno del presidente Lula es si el Partido de los Trabajadores (PT) logrará hegemonizar la alianza con el empresariado brasileño que lo llevó al poder o si la liderará este último sector, recostándose en el sistema financiero internacional, como hizo con Fernando Henrique Cardoso, lo que decidirá si en Brasil se impondrá la continuidad o el cambio.
Muchos analistas dan por descontada la continuidad, a partir de las garantías que ofreció Lula de "responsabilidad fiscal" y "cumplimiento de los compromisos asumidos con el Fondo Monetario Internacional". En esta línea, reducen el cambio a un "estilo" de mayor sensibilidad social, que impondrá el ex sindicalista por su propia historia personal.
Sin embargo, dejan de lado que el "terrorismo financiero" que desataron "los mercados" durante la campaña electoral para generar pánico y evitar el triunfo de Lula, esta cuarta vez no funcionó, y que el grueso del electorado se pronunció en contra de Fernando Henrique y su delfín, José Serra.
El vicepresidente del PT, Walter Pomar, explicó que esto ocurrió porque la crisis de América latina y de Brasil "es expresión del predominio de una política neoliberal, pero también del agotamiento de esta política".
El programa de gobierno del líder del PT contempla la implementación de una reforma agraria "que asegure alimentos a la población y evite el éxodo rural que presiona la desocupación urbana"; además de reformas en las legislaciones laboral, tributaria y de jubilación.
"Si al final de mi mandato todos los brasileños tuvieran la posibilidad de desayunar, almorzar y cenar habré cumplido la misión de mi vida", dijo Lula ante un cerrado aplauso del Congreso durante el acto de asunción.
Con respecto a la enorme deuda externa, que entre pública y privada supera los 420 mil millones de dólares, el flamante presidente brasileño aseguró que no convalidará "tasas de interés usurarias, como las que se pagan actualmente".
De todos modos, durante su campaña tranquilizó a los mercados al anunciar que honraría los compromisos con el Fondo Monterio Internacional (FMI) al que como líder sindical o político opositor había criticado duramente.
Por lo pronto, los mercados a quien muchos consignan como un posible eje desestabilizador de las intenciones de Lula reaccionaron positivamente. Durante el primer día de gestión del flamante presidente el Bovespa, el principal índice accionario, cerró en alza y el real se apreció respecto del dólar.
Los analistas explicaron las razones: "Lula empezó bien. Sus discursos fueron realistas. Enfatizó que un nuevo gobierno está al mando, pero que los cambios no ocurrirán de un día para otro", comentó Marcelo Salomon jefe de economistas del ING Bank en San Pablo.
En su discurso de toma de posesión Lula también extendió la mano a los inversionistas financieros al reiterar el compromiso del nuevo gobierno con un a política fiscal rigurosa y con una reforma al sistema de pensiones del país.
Todo está por hacerse, "la historia dirá el resto", dijo el economista Aldo Ferrer. Por detrás está la millonada de votos que lo respaldó y que esperan un Brasil distinto.



Lula da Silva en su primera reunión de gabinete.
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