La amenaza del ministro de Economía de aumentar las retenciones a las exportaciones en el marco de una batería de herramientas para frenar el aumento de precios, no sólo provocó la reacción de los sectores exportadores sino que desató una fuerte polémica dentro del gobierno. Desde su descanso en Pinamar, el ministro Roberto Lavagna volvió a aparecer ayer para desautorizar a funcionarios del Ejecutivo nacional. Esta vez fue al secretario de Agricultura, Haroldo Lebed, que por la tarde se había reunido con las entidades agropecuarias para asegurarles que el gobierno no tenía previsto aumentar los derechos de exportación.
Poco después Lavagna formuló declaraciones a una radio porteña, asegurando que el incremento de las retenciones es una de las herramientas que existen para "inducir a una baja de los productos básicos". Ya el jueves, el Ministerio de Economía se había expresado en forma similar a través de un comunicado, después de que el jefe del Gabinete, Alfredo Atanasof, alejara la posibilidad de aplicar las retenciones.
El paquete de medidas para bajar los productos de primera necesidad, que en rigor se enlaza con discusiones dentro del gabinete sobre política fiscal y cambiaria, enfrenta Lavagna con varios colegas. En el caso del secretario de Agricultura, por ejemplo, se trata de la segunda línea del Ministerio de Producción, que conduce Aníbal Fernández. Pero el conflicto puede ampliarse, atento al rechazo que los gobiernos de Santa Fe y Cordoba anticiparon ayer a cualquier aumento de las retenciones.
Al salir de un encuentro con el presidente del Banco Central, Alfonso Prat Gay, el ministro de Producción, Miguel Angel Asensio, dijo que una medida de esa naturaleza "afectaría" a la economía provincial de una manera importante" ya que son "muchos millones de pesos" que irían a parar a manos del fisco nacional.
"Al ser una provincia esencialmente agropecuaria, la situación económica de Santa Fe se encuentra beneficiada porque el proceso que se está viviendo en los precios relativos hacen que las actividades ligadas al agro estén teniendo un impacto favorable", señaló y advirtió que ese proceso podrá cortarse si exagera con la carga fiscal a los productores.
Más duro estuvo el el ministro de Producción y Finanzas de Córdoba, Juan Schiaretti, quien aseguró que subir los derechos de exportación sería una decisión "incorrecta".
"No entiendo el razonamiento porque yo siempre he dicho que las retenciones agropecuarias son un mal impuesto, uno tiene que incentivar la producción y no penalizarla, sobre todo en un país que, al haber declarado la moratoria de la deuda, cuenta con dólares de las exportaciones como única forma de financiamiento".
En esa línea, el funcionario interpretó que la iniciativa, que el gabinete nacional comenzará a analizar el próximo lunes apunta "a cubrir un bache fiscal porque la baja del dólar hace también que el impuesto a las retenciones de la exportación también disminuye".
"Me suena más a cubrir un bache fiscal que a controlar un aumento de los productos de primera necesidad, si estos productos de primera necesidad están vinculados al valor del dólar, si el dólar baja también tendrían que bajar. No se justificaría esto que está pasando", concluyó.
Según distintos cálculos públicos y privados, las provincias de Santa Fe y Córdoba transfirieron a la Nación unos 800 millones de dólares el año pasado por efecto de las retenciones, que no es un impuesto coparticipable, con lo cual se transforma en una exportación neta de recursos.
Por su parte, Lavagna admitió en declaraciones radiales que las retenciones son una de las "herramientas" a considerar este lunes en la reunión de Jefatura de Gabinete y los ministerios de Economía y Trabajo.
El ministro se quejó porque los productos de la canasta alimentaria básica, como harinas, carnes, azúcar o el pollo "han subido mucho, incluso por sobre el aumento de los precios minoristas". En ese sentido, señaló que "hay que trabajar no sólo para que esos precios no suban sino pera que bajen, y hay márgenes técnicos perfectamente posibles en ese sentido".
"Las herramientas son varias, las estamos trabajando, hay retenciones a las exportaciones, sistemas de marcación por parte del fabricante, de manera tal de evitar en las cadenas de intermediación que empiezan a aumentar los márgenes", aseguró.
Lavagna dijo que había que desmitificar la idea de que existe un solo precio de los productos y que éste es el que se pacte a nivel internacional. "Los países petroleros tienen un precios para el mercado interno y otro para la exportación, y esto es válido para el trigo o la carne", aclaró y anticipó que "cuanto más espontáneamente pueda hacerse un acuerdo de precios, mejor".
El ministro aseguró que "no hay inflación" aunque sí "subas puntuales" y "sobre todo existe el riesgo de que en el momento en que la economía empieza a recuperarse aparezca ese otro componente que es la avivada de intentar recuperar rápidamente margen".
El ministro exhortó a "evitar la clásica avivada criolla, la idea que en pocos meses uno puede recuperar, vía aumento de precios, lo que ha resultado de una crisis de muchos años".
"Si esta actitud de querer aumentar los márgenes de ganancia se extiende creo que iríamos por el mal camino", advirtió.
Además de ser utilizadas como una suerte de freno a aumentos de precios internos, esos derechos de exportación representarán en 2003 ingresos por más de 13.000 millones de pesos al Estado nacional, de acuerdo con las previsiones presupuestarias.
El secretario de Política Económica, Oscar Tangelson, afirmó ayer que "hay buena predisposición" de parte de los productores de acompañar la iniciativa del gobierno de generar incentivos para conseguir que los productos de la canasta básica bajen sus precios.
Pelea por el dólar
Asimismo, consideró que "es conveniente" mantener el dólar en el actual nivel para estimular el crecimiento de las exportaciones y la sustitución de las importaciones.
No obstante, el jefe de Gabinete, Alfredo Atanasof, si bien reconoció que las exportaciones "son prioridad" para la actual administración, no se puede favorecerlas "generando problemas en los hogares más humildes", perjudicados con la devaluación.
El funcionario se introdujo así en otro de los debates que hoy por hoy dividen al gabinete. Se trata del nivel del dólar para el año 2003. Mientras un sector, encabezado por el Ministerio de Producción, ve con preocupación la tendencia a la caída en la cotización de la divisa, el "ala política" del gobierno apuesta a profundizar ese proceso para llegar a las elecciones con una estabilidad que recuerde a la de los primeros años de la convertibilidad.