El incendio que destruyó el local de Todoplast se inició por accidente. A casi 10 meses del siniestro, es la única hipótesis que queda en pie en la investigación judicial del caso. Aunque una pericia realizada por expertos de bomberos deslizó en su momento la probabilidad de que el fuego haya sido provocado intencionalmente, disparando así diversas teorías sobre el supuesto origen de las llamas, en el expediente no hay ni siquiera una pista que abone esa teoría.
Las pesquisas del caso están a cargo del juez de Instrucción Carlos Alberto Carbone. Fueron fuentes cercanas a este magistrado quienes revelaron a La Capital cuál es el estado actual de la investigación. Según uno de los voceros, que conoce al dedillo las actuaciones, la causa se encamina inexorablemente hacia el archivo. Si eso finalmente ocurriera, el caso cerrará como un accidente.
Todoplast se quemó el 11 de marzo del año pasado. El local de San Juan y San Martín quedó derruido y se perdió casi toda la mercadería. Aunque el incendio fue descomunal y conmovió a los rosarinos, sobre todo a quienes viven en el centro, el único saldo positivo fue que a pesar de su magnitud no hubo víctimas fatales ni heridos.
El fuego se inició poco después de las 13.30 en un sector de los entrepisos donde se exponían muebles, área que daba a la calle San Juan. Pero luego las llamas se propagaron rápidamente hacia el resto de la mueblería y en menos de una hora ya habían envuelto a todo el edificio, que estaba repleto de material plástico. En algún momento, cuando las llamas arreciaban, se temió por los daños que el calor podría causar en la estructura de otros edificios y hasta hubo algunas evacuaciones preventivas para evitar males mayores.
Recién cuatro horas después los bomberos declararon que el siniestro estaba técnicamente controlado, aunque durante la noche algunos focos se reactivaron y la última autobomba se retiró 27 horas después de que se desatara el infierno. Aun así, tres días después todavía se respiraba sobre la ciudad el humo negro y espeso que produce el plástico quemado.
Como suele suceder en estos casos, quienes debieron combatir contra las llamaradas tuvieron que luchar también con la falta de presión de agua y otros inconvenientes. Además de los bomberos rosarinos, intervinieron 10 dotaciones de bomberos de Pérez, San Lorenzo y Villa Gobernador Gálvez, además de los socorristas de la Prefectura Naval Argentina.
Muchos rumores y una hipótesis
El mismo día, cuando el edificio aún humeaba, comenzaron a circular por la ciudad distintos rumores sobre el origen del incendio. Según quiénes lo contaran, ni empleados supuestamente resentidos ni dueños presuntamente deseosos de cobrar un seguro quedaban fuera de sospecha. Pero la mañana del día siguiente el juez Carbone, que había estado personalmente en el lugar del siniestro, se mostró muy cauto y dijo que no había ningún indicio para suponer que pudo tratarse de un incendio provocado.
Aunque el tiempo y su propia investigación parece que acabarán dándole la razón al magistrado, las dudas se multiplicaron cuando un equipo de expertos de Bomberos Zapadores de Rosario llevaron al despacho de Carbone el resultado de una pericia practicada sobre la estructura que quedó en pie y los restos de materiales que sobrevivieron al incendio, aún en pésimas condiciones.
No era un informe muy extenso pero tenía la suficiente contundencia como para disparar una investigación más amplia. Los expertos llegaban a una conclusión luego de descartar todas las otras hipótesis, incluyendo el cortocircuito en el sistema eléctrico, la caída accidental de una colilla de cigarrillos en medio de un lugar repleto de elementos combustibles y otras.
La conclusión a la que arribaron los peritos fue que se había tratado de un incendio intencional, y aquel informe obligó al juez a incluir esa hipótesis entre el abanico de posibilidades cuya pista debía agotarse.
Así se hizo, aunque el tiempo fue pasando y en el expediente no apareció ningún elemento nuevo que alcanzara siquiera para mantener en pie la idea de que se tratara de un hecho deliberado. Tampoco logró identificarse jamás a ningún sospechoso. Según las fuentes consultadas por este diario, a esta altura de las pesquisas "no hay ni una sola prueba" de que el siniestro fuera provocado intencionalmente por manos anónimas.
Por eso en el horizonte de las pesquisas aparece el archivo con la siguiente carátula: "Incendio accidental". Las fuentes afirman que esto es sólo cuestión de tiempo y a la vez consideran muy poco probable que casi un año después del hecho pueda aparecer algún elemento que modifique la única hipótesis que sigue en pie.