La mancha de sangre atravesaba casi por completo el patio de la vivienda. Salía debajo de un viejo Ford Taunus Ghía y llegaba hasta la vereda de tierra y pasto mojado a pocos centímetros de un zanjón maloliente. Las paredes de la casa, el portón de chapa, el capot y una de las ventanillas del coche mostraban las marcas de los plomos que en la última tarde del año arreciaron contra la casilla de villa Itatí y terminaron con la vida de un hombre de 40 años. Ocurrió cuando un grupo de delincuentes fue a reclamar la devolución de un arma supuestamente perdida en un intento de robo cometido el día anterior contra un familiar de la víctima.
Pero todo no quedó allí. Cuando una ambulancia del servicio municipal de urgencias había llegado al lugar para socorrer a la víctima, que ya estaba sin vida, fue atacada a piedrazos por un grupo de vecinos. Aunque ninguno de los paramédicos resultó heridos, el móvil sanitario sufrió la rotura del parabrisas.
De esa forma, y cuando faltaban apenas siete horas para que se extinguiera el 2002, un hecho con aristas confusas cerró la larga lista de muertes violentas ocurridas en los últimos doce meses, que ya superó el centenar. Diego Jesús Gómez, de 19 años, está detenido en la seccional 15ª como presunto integrante de la banda que acribilló el frente de la vivienda ubicada en Dr. Riva 2658, zona sur de la ciudad, pero del resto hasta ayer no había novedades. Los investigadores sospechan que son vecinos del mismo asentamiento.
Robo frustrado
La vivienda donde ocurrió el hecho es de Flaminio Rodríguez Torres, un albañil paraguayo de 48 años, mientras que la persona asesinada es César Molina, su cuñado de 40, quien trabajaba en la misma actividad. La casa tiene dos carteles pintados a mano que rezan "se vende".
La balacera tuvo su origen el día anterior, el lunes 30, cuando un familiar de Rodríguez fue asaltado en la puerta de su casa por un delincuente joven que esgrimía un arma de fuego. Según fuentes de la seccional 15ª, esta persona resistió el robo, llegó a forcejear con el ladrón y hasta le arrebató el revólver. De esa forma puso en fuga al maleante, quien se evadió por los pasillos de la villa. Pocas horas después, un grupo no determinado de muchachos se acercó en forma amenazante hasta la casa de Dr. Riva al 2600.
De acuerdo a esa versión, el albañil dijo que no poseía tal arma y que se la había entregado a un familiar suyo. Esto habría generado una violenta reacción del grupo a tal punto que se habría producido entonces un intento de saqueo a la vivienda, a lo que Rodríguez y un amigo que lo acompañaba respondieron sin dudar. Tomó un revólver 22 de su propiedad y ahuyentó a la gavilla con varios disparos al aire. Entonces, los maleantes se dispersaron, pero prometieron regresar más tarde. Eso ocurriría aproximadamente a las 17 del martes.
Mientras tanto, Rodríguez convocó a Molina para que le ayudara con la reparación de su Taunus Ghía color crema, patente VHK 700, el mismo que ayer a la tarde estaba con parte de sus cristales destrozados por la balacera. El 31 a la tarde, el capot del vehículo estaba levantado y Molina trabajaba con el motor.
En eso reapareció el mismo grupo de la noche anterior, cuyos integrantes abrieron fuego a mansalva contra la vivienda de Rodríguez. Fue un tiroteo muy fuerte. La policía encontró varias cápsulas servidas calibres 22, 32 y 9 milímetros, y gran cantidad de impactos quedaron marcados en las paredes de la casa y en el coche. Molina recibió una bala en la sien y cayó herido de muerte, mientras los maleantes volvían a perderse entre los pasillos de la villa. Poco después, llegó al lugar una ambulancia del Sies, que fue recibida a piedrazos por algunos vecinos también enfurecidos por el arribo del Comando Radioeléctrico.
La policía encontró al lado del muerto dos revólveres, uno 38 muy cerca del cuerpo, y otro 22 sobre el capot del coche que reparaba. También incautó otra arma en poder de Rodríguez. "Todavía falta establecer la procedencia de las mismas. Al parecer el hombre asesinado andaba armado porque, según su familiar, la zona es muy peligrosa", comentó un vocero de la investigación. La aparición de esas armas también podría ser un indicio de que se esperaba una agresión en cualquier momento.