 |  | cartas Perfil de la "Maldita clase media"
 | "Maldita clase media", es el título de una carta publicada el sábado 28 de diciembre en estas columnas y su contenido anima ésta, que trata de desenmascarar a esa clase de individuos a los que se refiere su autor, el señor Marcelo Arp. Es esa clase media que anda mendigando de consulado en consulado para ver si puede ser algo más que argentino y autoexportarse a cualquier precio. Es la que se molesta cada vez que ve aparecer a las Madres de Plaza de Mayo cuando apoyan otros movimientos relacionados con los derechos humanos. La que preferiría verlas llorando sobre una tumba que nunca les dieron y no logra entender la misión histórica de esas mujeres que al reclamar por lo suyo, también lo hacen por todo lo que implique un crimen contra el pueblo. Esa clase media que sólo entiende de su quintita y de conservar lo suyo, cueste lo que cueste y caiga quien caiga, porque de otro modo todavía estarían "caceroleando". Es la que se atrevió a usar el Himno Nacional para que los bancos extranjeros le devolvieran el dinero que ella les había confiado. Nada más absurdo ni más osado: utilizar un símbolo patrio cuando nos tocan el bolsillo que nosotros permitimos que nos manosearan. Es también la clase media enamorada de un título universitario -el que fuera- y de todos los íconos de prestigio que se subastan, no importa su procedencia ni lo que significan: esa clase media se cuelga todas las mercancías que es capaz de comprar para que se vean bien y que nadie la confunda. Es la cáscara de un fruto podrido y seco a fuerza de consumismo ciego, dirigido y arrasador. Es también la que tiene muy en claro lo que queda bien y lo que queda mal porque no sabe, ni le interesa, ni se cuestiona nada más allá de su casa, su auto, su cuenta bancaria y la tranquilidad de "haberse asegurado un futuro para sí misma y sus hijos". Esa clase media no es ni siquiera una clase social, sino la más antisocial de las clases como forma de vida y que, al no cambiar de actitud, está destinada a representar históricamente el sistema más invertido y pervertido de valores. Carlos Felipe Italiano
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