Como en la primera parte de "El señor de los anillos", los efectos especiales juegan un rol protagónico. Y esta vez parece que el director Peter Jackson cruzó el límite: no solamente se utilizaron modernas técnicas para la recreación de los escenarios sino que además se inventó un nuevo personaje a través de la animación computada. Todo comienza cuando el hobbit Frodo se encuentra con un grotesco ente de nombre Gollum, en su camino hacia la destrucción del anillo todopoderoso. Y Jackson puede sentirse especialmente orgulloso de la creación de Gollum. Esta criatura atormentada y peligrosamente loca es en realidad una figura de animación digital, y sin embargo ofrece una actuación digna de un Oscar. Gollum surgió de la estrecha colaboración del actor británico Andy Serkins, quien realizó los movimientos en los que se basó la animación y recitó los parlamentos de este personaje, con los expertos en computación para efectos visuales. El resultado impresiona y asusta. La creación de Gollum fija nuevos parámetros y comprueba que la implementación de técnicas digitales puede elevar en el cine mucho más que el factor de lo espectacular.
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