Año CXXXVI
 Nº 49.703
Rosario,
jueves  26 de
diciembre de 2002
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Con 98 años, se apagó la voz del arrabal porteño
Tita Merello falleció el martes y sus restos eran inhumados hoy
La actriz y cantante se convirtió en un mito al encarnar la cultura tanguera rioplatense

U.G.Mauro / La Capital

Habían pasado 40 minutos del mediodía del martes cuando Tita Merello dijo basta. Así la popular cantante y actriz de 98 años falleció en la Fundación Favaloro de Buenos Aires, donde residía desde 1997. Tita, quizás el mayor símbolo femenino de la cultura tanguera rioplatense, será sepultada hoy en el Panteón que Sadaic posee en el cementerio porteño de la Chacarita, luego de que su apoderado y sus familiares decidieran descartar un velatorio de sus restos. Ana Laura Merello, como se llamaba realmente, murió de un paro cardiorrespiratorio no traumático causado por una antigua afección coronaria y por un deterioro anímico acentuado tras el fallecimiento de su hermano.
Merello nació el 11 de octubre de 1904 en el barrio porteño de San Telmo. Era la hija de Santiago Merello, un cochero de mateos que falleció cuando ella era todavía bebé, y de Ana Ganelli, una uruguaya de 23 años que recién cuatro años después de su nacimiento apenas la reconoció como suya.
Criada casi en la orfandad, quien luego sería la popular Tita debió a los 10 años trabajar como boyero en una estancia bonaerense. La primera vez que subió a un escenario tenía unos 15 años. Al pasar casualmente por el teatro Avenida vio un cartel en el que se solicitaban chicas "que se menearan frente al público". Así ingresó al elenco de la obra "Las vírgenes de Teresa", de la compañía de Rosita Rodrigo. El debut no fue una buena experiencia, ya que cuando le correspondió bailar fue silbada por el público.
Con la misma pasión que puso en todo lo que hizo, "Tita" Merello se prometió esa vez no subir más a un escenario, juramento que olvidó al poco tiempo, cuando nuevamente dirigió sus pasos hacia la zona de los teatros bataclanes ubicados en la zona portuaria y prostibularia del Buenos Aires de los años 20. "Tita" confesaría muchos años más tarde a una revista que fue durante esos años de su juventud y su carrera cuando también debió "hacer la calle" y que pudo salir de su condición de semianalfabeta gracias a uno de sus amantes, que la instruyó.
Lentamente las cosas empezaron a mejorar para esta figura que incursionó en el cine como actriz y como guionista y que también trabajó en teatro y TV, además de desarrollar su faceta de cantante y hasta autora de algunos tangos.
En 1927 comenzó como cancionista, actividad en la cual se destacó por la potencia de una voz de poca calidad que, no obstante, imponía silencio por su forma cáustica, fuerte e histriónica de cantar el tango.
Entre ese mismo año y 1929 grabó 18 tangos, todos de carácter humorístico y burlón, como "Qué careta", "Mi papito", "La viuda misteriosa", "Paquetín paquetón", "Te has comprado un automóvil" y otros, aunque también plasmó en los viejos discos de 78 rpm tangos melancólicos como "No salgas del barrio". Tras esos registros debieron pasar 25 años hasta que volviera a grabar, siempre interpretando tangos mayormente humorísticos con el acompañamiento de la orquesta de Francisco Canaro.
El tango-milonga "Se dice de mí", de Canaro y Pelay, su canción más representativa y exitosa, es una especie de autobiografía que Tita solía cantar con un tono desencantado e irónico que la emparentaba con Enrique Santos Discépolo, y como él, tampoco evitaba la sonrisa escéptica o burlona. Cuando evocaba el pasado, en sus tonos había nostalgia, pero nunca melancolía.

¿Dónde hay un mango?
Según explicaba la misma cantante, había elegido el tango cómico "porque era más difícil hacer reír que hacer llorar". Lo cierto es que su público la consideraba una arrabalera y las actuaciones en películas y en teatros hicieron que la cancionista fuera casi desplazada por la actriz.
En 1934, en plena crisis, Tita Merello populariza una ranchera cuyo estribillo perdura en la memoria popular: "¿Dónde hay un mango,/viejo Gómez?/Los han limpiao/con piedra pómez!".
En el terreno teatral debutó reemplazando a Olinda Bozán en el papel protagónico de "El rancho del hermano" y luego logró gran reconocimiento con el hoy clásico de Alberto Vacarezza "El conventillo de la Paloma". También en las tablas mostró por un lado la picardía y gracia mientras lograba cuando era necesario, poner de manifiesto sus notables condiciones para el drama en "El lazo" de Claudio Martínez Paiva, para consagrarse como actriz en este género en Montevideo (1937), con la obra de Enrique Larreta "Santa María del Buen Ayre". Entre las puestas en las que trabajó se destacan "Esta noche, filmación", "Hombres en mi vida", "Miércoles de ceniza", "Amorina" y "Buenos Aires de ayer y hoy", obra de Canaro y Pelay estrenada en 1943, donde se lució interpretando "Tranquilo, viejo, tranquilo".
Destinada a protagonizar momentos trascendentales de la cultura nacional, también participó en 1933 de la primera película sonora argentina, "Tango", dirigida por Luis Moglia Barth, junto a Azucena Maizani, Libertad Lamarque y Mercedes Simone. Entre sus filmes más recordados se encuentran "Idolos de la radio" (1934), "Así es el tango" (1936), "La fuga" (1937), "Filomena Marturano" (1949) y "Arrabalera" (1950), aunque su gran éxito fue "Los isleros" (1950), de Lucas Demare.
Aunque nunca fue una militante, simpatizaba con el peronismo, fuerza popular que dominó la historia política argentina y que la legitimó socialmente. Con la caída del gobierno de Juan Domingo Perón, Tita ya no tuvo el mismo trabajo, le fueron negadas muchas posibilidades e incluso llegó a ser atacada a la salida de una radio por grupos que apoyaban al golpe militar del 55, que derrocó a Perón. Así es como fue proscripta. Para poder mantenerse trabajó recorriendo el interior del país y en parques de diversiones y circos. Luego decidió viajar a México, desde donde retornó hacia la Argentina, en 1957.
Paulatinamente fue reapareciendo en algunos espectáculos, la TV le brindó la posibilidad de volver a cantar tangos al tiempo que mostraba sus dotes como ser humano y el filme "Amorina" (1961) marcó su retorno al cine nacional.
En televisión hizo "Tangos en mi recuerdo", alguna serie dramática y versiones teatrales. Como cancionista y dando sus primeros pasos como charlista se presentó durante cinco años seguidos en "Sábados circulares de Mancera", en el Canal 13.
Tita también figura entre los grandes nombres de la radio argentina: participó en ciclos con una gran repercusión, como "Mademoiselle Elise", con libro de Luis Mario Moretti y "Gorriona", con textos de Roberto Gil. Es en ese mismo medio, en la década del 70 donde emite su famosa muletilla: "Hacete el papanicolao" (examen ginecológico femenino que detecta enfermedades como el cáncer). Con el paso de los años y para ocultar su decadencia física la radio fue el medio en el cual se recluyó.



La artista consiguió imponer su forma de decir el tango.
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