Otro capítulo del clásico entre Argentina y Brasil por el mercado del trigo comenzó esta semana con la decisión del gobierno del país vecino de rebajar el Arancel Externo Común (AEC) que grava las importaciones provenientes de países extra-Mercosur, en este caso para el trigo y el arroz. La medida está dentro de las normativas del Mercosur y no implica un impacto muy grande en lo inmediato para las ventas argentinas de trigo (en el caso del arroz sí lo es) pero adquiere una dimensión distinta en el mediano y largo plazo. Primero, se trata de una decisión unilateral que no fue comunicada a las autoridades argentinas y, segundo, es una señal a favor de los molinos brasileños que vienen reclamando la reducción de ese arancel, con el argumento de que la Argentina ejerce una suerte de monopolio en la provisión de trigo a ese país, que este año necesitará importar una 7 millones de toneladas. La Cámara de comercio Exterior (Camex) de Brasil, un organismo que integran el sector público y privado, dispuso la exclusión de las posiciones arancelarias correspondientes al arroz de su lista de 100 excepciones al AEC del Mercosur. Ello implica que las posiciones arancelarias para el arroz que hasta la fecha gozaban de un arancel de importación del 18% volverán a pagar 13,5%, y aquellas cuyos aranceles de importación eran del 14% y 16%, volverán al 11,5%. En el caso del trigo, la Camex eliminó el 1,5% de sobrearancel que habían acordado subir los países del Mercosur. De esta manera, el arancel de importación aplicado por Brasil a países de extrazona será del 10% y no del 11,5%. El secretario de Agricultura de Argentina, Haroldo Lebed, consideró que "esta medida es altamente cuestionable, en virtud de que en una reciente reunión realizada en la ciudad de Brasilia, entre representantes de los sectores oficial y privado de ambos países, se acordó crear un grupo de trabajo a partir del año 2003 para analizar en profundidad las condiciones de acceso del trigo argentino al mercado brasileño". La medida brasileña, como otras con las que ese país amenaza periódicamente, llega en momentos en que avanza la cosecha de trigo en Argentina y, de esa forma, busca ponerle presión a precios que a nivel interno se mantienen debido a la escasa comercialización y el alto nivel de retenciones de los productores argentinos. Se estima que por estos días se recolectó cerca del 33% del cereal fino y, mientras en la región de Rosario hacia el norte, la cosecha prácticamente finalizó y el producto que llega a puerto es e buena calidad, más atrasada y más incierta es la cosecha en el sur de Buenos Aires, la principal región triguera. En este marco, los brasileños hicieron la típica y empezaron a coquetear con la posibilidad de importar trigo de Estados Unidos, Canadá (aunque este país tuvo un estrepitoso fracaso en su cosecha) y, la nueva, de los países del Europa del este como Ucrania y Polonia. Esta pelea estalló en la última reunión de la Asociación Latinoamericana de Molineros (Alim), que se realizó en Salvador, Bahía, en coincidencia con el encuentro anual de los molinos brasileños nucleados en Abitrigo. El encuentro fue a principios de diciembre. Allí, de entrada, los brasileños plantearon un pleito contra los molineros argentinos, a los que acusaban de ingresar a Brasil harina de trigo bajo la categoría de premezcla, para sortear la retención del 20% que se aplica a los productos industrializados. Pero Roland Guth, presidente de Abitrigo, también remarcó que en cuanto al trigo Brasil es "un mercado cautivo" de Argentina. Agregó que "la grave situación política y económica que atravesó el país en 2002 hizo que los molinos brasileños cambiaran un poco la modalidad de importación". Con gráficos, mostró que en el año 2001 el 97% del trigo que importó Brasil llegó de la Argentina, mientras que las previsiones para esta campaña son: 87% Argentina; 9,1% EEUU; 1,1% Canadá; 1,2% Polonia; 0,8% Paraguay; 0,5% Ucrania y 0,2% Uruguay. Estas afirmaciones se produjeron en el marco de un profundo malestar que expresaron los industriales de Brasil por la ausencia de funcionarios de alto nivel político en la reunión de Abitrigo, luego de que una delegación de esa entidad había venido especialmente a la Argentina a invitar al secretario de Agricultura. Es un hecho casi protocolar pero los representantes del sector privado que viajaron a Brasil, entre ellos una nutrida delegación de la Cámara Arbitral de Cereales de la Bolsa de Comercio de Rosario, escucharon el enojo brasileño y, ellos mismos se lamentaron por esta ausencia frente al despliegue que realizaron las representaciones de otros países, como Estados Unidos, Canadá o Ucrania, que aspiran a incrementar sus ventas a Brasil. "No se trataba del nivel técnico de los funcionarios argentinos, que es gente que conoce del tema, sino que esperaban funcionarios de más alto nivel político", señaló Daniel Ferro, por entonces presidente de la Cámara Arbitral, quien explicó que más allá de que sí estuvieron presentes los empresarios privados, "la ausencia de un funcionario de alto rango molestó y eso es preocupante porque el trigo argentino tiene pocos destinos tan convenientes como Brasil".
| |