Miguel Pisano / La Capital
"El club se llama Plaza Amador, así que cuando me llamaron no sabía si iba a dirigir un hotel o un equipo de fútbol", se ríe el Gringo Giovagnoli, que acaba de sacar campeón a ese ignoto club de Panamá. "Te digo la verdad: cuando me llamaron de Panamá para ofrecerme el equipo a la playa de estacionamiento pensé que era una joda. Entonces le dije al tipo que me llamara a la noche porque estaba en el negocio y no podía atenderlo", abunda otro de los técnicos rosarinos que despunta ese loco berretín por el banco de suplentes en América Latina. Increíble pero real, el ex jugador de Newell's Old Boys, Huracán, Banfield, Belgrano y Central Córdoba, Sergio Giovagnoli, acaba de sacar campeón al humildísimo Plaza Amador, uno de los ocho equipos del incipiente y semiprofesional fútbol panameño. A los 40 años y luego de trabajar como ayudante de campo del Indio Solari en Aldosivi de Mar del Plata, dos temporadas en Ben Hur de Rafaela y un fugaz paso por Tiro Federal, el Gringo aún no sale de su asombro por esta experiencia en un país literalmente afuera del mapa futbolístico mundial. -¿Cómo caíste en Panamá? -Porque me recomendó Diego Mayer, un número 5 que dirigí en Ben Hur. El se inscribió como jugador libre en la AFA y el club lo ubicó por Internet. Lo más lindo es que lo llamaron por teléfono y le preguntaron si él era enganche. "Sí", le mandó el Flaco. "¿Patea con las dos piernas?". "Sí", le dijo. "¿Y gambetea?". "Sí", siguió. Y lo mejor del caso es que es un 5 que mete y rasca. Entonces cuando llegué lo primero que le dije fue: "Mirá que yo te conozco, eh". Y ahí nomás lo puse de 5. -Y tenés más argentinos. -Sí y es el único equipo que tiene argentinos. El arquero es Rodrigo Caballero, de Córdoba; el 4 es Víctor Suárez; el 3 es Guillermo Rodríguez, que jugó con el Tata Martino en Instituto, y el 9 es Gustavo Favalli, que tiene un hermano en el Sub 17. -¿Entonces no era un hotel? -No. Plaza Amador es un barrio antiguo de la ciudad de Panamá, fundado en 1955, en la zona más humilde, y es el equipo del pueblo, para ellos es Boca. De ahí salió Romel Fernández, un delantero que jugó con el Tata en Tenerife y se mató en un accidente automovilístico, y por eso el estadio nacional lleva su nombre. -¿El equipo es como el de una Primera B? -Y... Es un equipo semiamateur, donde está todo por hacer, pero existen los medios. Pensá que cada uno se lleva la ropa a su casa. -Perdoname, pero en algunos aspectos es como si armamos un equipo para el interno de Provincial. -Sí. Había días que solamente venían a practicar los argentinos y cinco o seis más. Yo no puedo cambiar los hábitos si no hay convencimiento, entonces empecé por darles la ropa, exigirles responsabilidad y tratar de que les paguen como profesionales para recién después decirles que si yo peleo por ellos, ellos también deben ser profesionales en su cuidado. "La noche antes de jugar tomen una sola cervecita", les tengo que decir porque no se concentran. -¿Y cómo hiciste para salir campeón en tamañas condiciones? -Agarré cinco fechas antes y el equipo estaba afuera. Llegué a las 4 de la mañana, practicamos a la tarde y al otro día ganamos el clásico de barrio 3 a 1 con Chorrillos. Después jugamos el clásico nacional, con Tauber, que es el River de Panamá, y le ganamos 4 a 0. Después ganamos las dos finales con Tauber y la gran final con Arabes. -¿Alguna vez pensaste en dirigir en Panamá? -No. Lo que pasa es cuando el de arriba te señala y te llama, no hay con qué darle: esto es milagroso.
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