Año CXXXVI
 Nº 49.688
Rosario,
martes  10 de
diciembre de 2002
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Tarde de emociones. Barrio Ludueña volvió a reclamar por el esclarecimiento
Una marcha muy especial para pedir justicia por una muerte que deja dudas
La niña cañadense y su madre encabezaron la movilización junto con la familia Gauna. Hubo más de 150 personas

La niña cañadense Manuela Teruelo, su madre Beatriz y Gladys Gauna encabezaron al caer la tarde de ayer una marcha en la zona oeste de Rosario para pedir justicia por la muerte de Carlos Gauna. El joven de 20 años, donante del riñón que permite a la nena seguir con vida, fue muerto a principios de agosto de un disparo en la cabeza efectuado por un policía, en un hecho que aún no se esclareció.
La de ayer no fue la primera marcha que vecinos y familiares de Carlos hicieron en los últimos meses pidiendo justicia. Pero, sin dudas, fue la más especial. Al motivo original relacionado con la causa que tiene el juez Luis María Caterina se sumó otro: la importancia de la donación de órganos. Así lo destacaron ambas madres: "Puede ser que esto aunque sea sirva para despertar la conciencia de la gente en cuanto a la donación".
Veinte minutos pasadas las 20, más de 150 personas, entre las que se destacaban muchos niños y jóvenes pero también varios ancianos, recorrieron las calles Felipe Moré, Córdoba, Larrea y Urquiza hasta el paredón donde ocurrieron los hechos que terminaron con la vida de Carlos, quien en 2000 había terminado la secundaria en la escuela Justo José de Urquiza y trabajaba en la carnicería de un familiar.
La marcha se caracterizó por ruidosos insultos cargados de bronca contra la policía y muchas pancartas. Así, entre los vecinos de barrio Ludueña se podían reconocer algunos amigos y compañeros del colegio donde se recibió Carlos y jóvenes de otras escuelas de Rosario. También miembros de una comisión creada por la gente del barrio llamada "Justicia para Carlos", integrantes del Movimiento Sin Trabajo Teresa Vive y de otras agrupaciones comunitarias.
Al frente de una marcha muy lenta que a cada rato se detenía, Gladys no dejaba de llorar ni soltaba para nada a Manuela, a quien se veía muy triste. A su lado, Beatriz, embarazada de seis meses, caminaba con una mano en su vientre y la otra sosteniendo el brazo de Gladys. "Lo normal -dijo Beatriz muy emocionada- es despedir a los padres y no a un hijo. No puedo imaginar el dolor que debe estar sufriendo Gladys y toda su familia".
Desde hace exactamente cuatro meses, la familia Gauna reclama el esclarecimiento del confuso hecho ocurrido en barrio Ludueña cuando Carlos fue baleado por un policía que disparó desde un paredón hacia un descampado ubicado en Urquiza y Larrea. "Eran las 19.30 -recordó Gladys- un grupo de chicos estaban jugando al fútbol y Carlos fue a buscar la pelota que se había caído al baldío. La versión policial fue que hubo un enfrentamiento, pero el arma nunca apareció". Vecinos que escucharon los disparos siguen sosteniendo que salieron sólo de un arma: la del policía.
Hace 15 días, el pedido de justicia llegó al Concejo de Rosario y ayer al intendente Hermes Binner (ver recuadro). "Los vecinos de barrio Ludueña apreciaban mucho a Carlos. Prácticamente nació acá, hace 17 años que compartía la vida de esta zona. Hasta han pedido que la plaza ubicada en Córdoba al 5000, a tan sólo 600 metros del lugar donde murió mi hijo se le dé el nombre de Gauna", contó Gladys entre lágrimas, pero con una entereza contagioso.
C. P.



Gladys, Manuela y Beatriz encabezaron la marcha.
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