Rodolfo Parody / La Capital
Esta vez la familia Aymar no se reunió en pleno para seguir las alternativas del Mundial como ocurrió en anteriores torneos. Pero lo que no alteraron fue una serie de cábalas, que papá René no quiso revelar porque "las vamos a mantener un par de torneos más". Junto a la mamá y el hermano más chico de Luciana siguieron frente al televisor las alternativas de la final y sufrieron y gozaron, sobre todo porque "lo que más nos interesa es que Luciana sea feliz".
Para Lucha la alegría fue doble ya que al momento de la premiación la escogieron la mejor jugadora del Mundial, una decisión que sorprendió a la familia Aymar. "No sabíamos que en los mundiales se elegía a la mejor. Sí lo esperábamos en los anteriores Champions Trophy (2000 y 2001). De lo que estoy seguro es que jugó un muy buen Mundial".
En todo momento el padre de Lucha hizo hincapié que su mayor preocupación es que Luciana disfrute cada momento, más allá de los resultados que obtenga, aunque esto muchas veces esté emparentado. "Por televisión la veíamos jugar con soltura y con alegría. A veces ocurre que hay partidos que no le gustan, sobre todo cuando enfrenta a equipos como Rusia y Ucrania que juegan a defenderse y le cuesta un poco más desarrollar su juego. Distinto es cuando le toca Australia y Holanda. Esos encuentros los vive de manera especial".
René comentó sus sensaciones cuando Holanda empató sobre el final. "Estaba confiado que no les iban a hacer un gol porque Argentina sabe manejar muy bien el control de la bocha en los últimos minutos. Cuando le empataron me entró una gran amargura. Pero después pensé que en el alargue podían tener algún corto a su favor y definirlo".
Luego fue el turno del sufrimiento en la definición por penales. Y más que nada porque el último de la serie de cinco lo tuvo que tirar Lucha, con la gran posibilidad de darle el título a la Argentina. "Fue un momento difícil. No porque se lo hayan atajado sino porque estás mirando como en ese momento sufre la nena".
René contó que le llamó la atención que su hija ejecutara uno de los penales. "La verdad que me sorprendió porque ni siquiera los tira en su club (Jockey)".
Antes habían pasado 80 minutos y la incertidumbre de cómo podía rendir Luciana. "Contra Australia (en semifinales) fue el partido que más corrió. Pensamos que llegaba a la final sin aire. Además después hablamos con ella y nos dijo que había corrido un montón y que estaba destruida. Por suerte, contra Holanda vimos que jugó tranquila y suelta".
El choque contra Australia, bicampeón olímpico, vio a Lucha en su plenitud. Es tan así que René está convencido de que fue "el mejor partido de su vida, desconcertando con su juego a las rivales".
"Luciana pensaba que ganaban el Mundial. Sabía que en los cuatro primeros lugares iban a estar ellas, Holanda, China y Australia, pero estaba convencida que iban a ser campeonas", sostuvo René, quien agregó que mantenían conversaciones periódicas con su hija, aunque "tenemos por costumbre no hablar de los partidos y Luciana mantiene cierta privacidad con respecto al juego".
Con el transcurrir de las horas después de la final, René no olvida los pormenores de la carrera de Luciana. Los viajes los lunes por la madrugada hacia el Cenard y los entrenamientos durante la semana alejada de los afectos, lo que le da aún mayor validez al triunfo. Aunque él se plantee un interrogante que aún no le encuentra respuesta. "Me alegro por el título que logró Luciana pero a veces no sé si se compensa con todo el sacrificio que hace".
Por lo menos, ahora la familia Aymar podrá disfrutar de la consagración de su hija. Después será el tiempo de acompañarla como siempre y ser su sostén, ante la falta del reconocimiento que se merecen desde hace rato.
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