No se separan un instante. Quizás porque comparten historias similares. Recorren el camino a Buenos Aires todas las semanas, multiplicado por años, para entrenar con el seleccionado nacional en un esfuerzo tremendo. Por lo general, comparten la misma habitación y se mueven juntas a todos lados. Son las chicas del interior: las rosarinas Luciana Aymar y Ayelén Stepnik y la cordobesa Soledad García. Con la goleadora del Mundial, Lucha cumple puntillosamente un rito: le hace las trenzas antes de cada partido. "Realmente se merecen salir campeonas. Las tres son muy buenas personas, y ante todos muy especiales. De otra manera nunca hubieran llegado y no se podrían haber mantenido en el seleccionado. Jugar en la selección viniendo del interior no es nada fácil", señaló René. El papá de Lucha cree que la perseverancia de Luciana y Ayelén hicieron posible que ambas continúen representando al país. "Si Ayelén se hubiera cansado y abandonado el seleccionado seguro que Luciana tampoco hubiese seguido. Y lo mismo hubiera ocurrido al revés. El sacrificio mutuo les dio fuerzas para continuar en la selección".
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