Caracas. - En medio de una creciente tensión luego de seis días ininterrumpidos de huelga general, el presidente Hugo Chávez reconoció ayer que la producción petrolera "fue afectada" por el paro opositor. Mientras la situación se deteriora con el paso de las horas con el cierre de nuevas instalaciones y la incorporación de nuevos sectores al conflicto, dos multitudinarias manifestaciones de chavistas y opositores tomaron ayer las calles. Paralelamente, fuerzas militares tomaron por la fuerza el control de un par de buques cisternas cuyas tripulaciones se habían plegado al paro. Chávez no descartó emitir un decreto que obligue a reanudar las tareas en la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA).
"Todos esos escenarios son posibles, eso dependerá de la evolución de la situación", resaltó Chávez al ser consultado sobre el eventual decreto por corresponsales extranjeros. Posteriormente y ante sus seguidores, Chávez calificó a la huelga general "de intento terrorista de sabotear el corazón de la economía venezolana". Por su parte, el vicepresidente Vicente Rangel confirmó la convocatoria a la mesa de diálogo "para las próximas horas", en la que el gobierno "tiene cifradas las mejores expectativas y va abierto a todas las propuestas".
El mandatario recibió un multitudinario apoyo con una marcha en la que miles de personas recorrieron céntricas calles de Caracas luciendo boinas rojas, banderas de Venezuela, pancartas de apoyo y fotografías del mandatario. "Estamos apoyando la política revolucionaria que el gobierno del presidente Hugo Chávez está impulsando a favor del pueblo", dijo el dirigente de partido de gobierno Movimiento Quinta República, Luis Alfonso Dávila.
Chávez, a quien la oposición le exige convocar un referendo de consulta sobre su renuncia y que luego llame a elecciones anticipadas, dijo en cercanías del palacio de Miraflores que el paro se convirtió en un sabotaje petrolero. Advirtió que sólo habrá comicios cuando corresponda.
El experto en medición de población Alejandro Freites calculó en unas 27.000 personas la asistencia al acto oficialista, de las cuales cerca de la mitad habrían sido trasladados a bordo de 317 autobuses, según expresó. "La concentración ocupó casi ocho manzanas y la medición revela una reducción del 70% de presencia con relación al último evento del gobierno en octubre", precisó.
Buques tomados
Pocas horas después del encuentro de Chávez con la prensa extranjera, militares venezolanos abordaron por lo menos dos buques cisterna controlados por huelguistas opositores, aumentando la tensión. Efectivos fuertemente armados abordaron desde una embarcación militar el buque "Pilín León" -con 280.000 barriles de combustible- que se sumó al paro provocando un embotellamiento en los puertos de embarque del occidente del quinto exportador mundial de crudo.
El abordaje en aguas del lago de Maracaibo -600 kilómetros al oeste de Caracas- se produjo cuando miles de simpatizantes de Chávez participaban en una marcha de apoyo al mandatario y mientras la oposición preparaba otra. La misma suerte corrió el buque Paramacay.
La toma de los buques se produjo un día después de que un grupo de opositores al presidente venezolano fue atacado a tiros en la caraqueña plaza Francia de Altamira, bastión de la oposición en el este de la capital, con saldo de al menos cinco personas muertas y 28 heridas.
Furiosos líderes opositores acusaron a Chávez por el ataque al grupo de manifestantes que apoyan a varios militares -la mayoría investigados por su presunta participación en el breve derrocamiento de abril- y amenazaron con extender indefinidamente el paro. "No hay otra posibilidad aquí que un paro indefinido hasta el final", comentó Froilán Barrios, dirigente de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV). Pero Chávez negó cualquier responsabilidad de su gobierno en los hechos, los condenó y se comprometió a investigar lo sucedido.
La alianza opositora Coordinadora Democrática, que pidió que se respetaran tres días de luto por los muertos, criticó al gobierno venezolano por negarse a declarar una jornada de luto nacional por la matanza en la plaza pública de Caracas, y que en su lugar continuara adelante con una marcha festiva de sus partidarios.
Los opositores realizaron una marcha de silencio que bordeó la emblemática plaza Altamira de Caracas, donde el viernes murieron cinco manifestantes. Con prendas de vestir negras y enarbolando banderas tricolores de Venezuela, los manifestantes pasaron lentamente y en silencio por uno de los flancos de la plaza, un bastión opositor del exclusivo este capitalino, donde permanecen militares rebeldes. La marcha finalizó con una misa. (DPA, Reuters y AFP)